"Las retribuciones escandalosas provocan malestar social"
Ha pasado a un segundo plano político, pero intenta ahora construir las propuestas progresistas para las elecciones de 2012.
El día antes de esta entrevista estaba en Senegal. "Viajo más que cuando era ministro". Jesús Caldera (Béjar, Salamanca, 1957) dejó la cartera de Trabajo en 2008 a cambio de dirigir el think tank ligado al PSOE. Dice que no echa de menos el Gobierno.
¿Qué tiene que cambiar en España para salir de la crisis?
Esta es una crisis global. Ya sé que la derecha pretende crear un mito sobre que España es diferente y es el único país en el que se produce. No es así y una parte de las soluciones son globales, sin ninguna duda, como la reforma del sistema financiero, una mejor gobernanza económica compartida, como estamos haciendo en Europa, donde disponemos de instrumentos que hace un año no existían. Pero también tiene que haber respuestas propias. Si aquí ha habido un desequilibrio notable en una parte de nuestra estructura productiva, eso hay que corregirlo. La consecuencia más grave ha sido el aumento del desempleo, que ha sido devastador, pero asociado básicamente a la construcción residencial. Es más, si no se hubiera producido este problema, ya se habría creado empleo neto.
¿Y hay talento en el mercado laboral?
Hay talento. Hay que deshacer bastantes prejuicios. Algunos se rasgan las vestiduras porque los jóvenes españoles salen a Europa a trabajar. No es nada malo. Ya está bien. Se van porque en parte hay crisis, pero también porque el sistema les ha cualificado. Desde 1995 a 2007 importamos personal investigador, del que se aprovechó la economía española. Por cierto, salir a Europa siempre ha sido un sueño para nosotros. Se puede entender que un joven experto en biotecnología, si va a un gran laboratorio en Alemania, cuando vuelva será muy positivo.
España también tiene un problema de abandono escolar importante y de paro juvenil.
Era difícil impedir el abandono cuando había un crecimiento muy intenso y una petición de mano de obra generalizada y no cualificada. Ahora no existe abandono. Al contrario. Hay una recuperación en el sistema educativo. Hay que mantener el sistema de acceso igualitario y diseñar todos los itinerarios que nos permitan producir lo que buscamos. Que no se me malinterprete, pero esto es una oportunidad. No digo que sea bueno ni que la crisis sea un chollo, pero debe enseñarnos a todos que la gallina de los huevos de oro no dura eternamente y que los empleos poco cualificados que arrastran a jóvenes en formación no son buenos para la economía. Hay que hacer reflexionar a la sociedad española. Y exigir la mayor responsabilidad individual. No se puede exigir todo a los poderes públicos. El ciudadano tiene que poner de su parte. Tenemos que abogar por una cultura de las cosas bien hechas, del esfuerzo, de la calidad, porque da recompensa, pero exige un esfuerzo individual.
¿Cuáles son las mejores recetas contra el paro?
Por ejemplo, mejorar los índices de confianza, no para los mercados, sino para los ciudadanos. Los mercados manejan recursos que son de los ciudadanos y, al final, las inversiones las toman estos a la hora de decidir cómo movilizan su ahorro. Tiene mucho que ver con el sentimiento de optimismo. Aunque no hay milagros.
¿Están injustificados los ataques del mercado a España?
Sí. Hay una parte de los gestores del sistema con instrumentos viciados que todavía no hemos acabado de resolver, que permiten movimientos especulativos que no tienen razón de ser. Se debe saber que en la Bolsa española, el 30% de los movimientos son intradía. Esto también nos hace pensar en el compromiso de la economía financiera con la economía real.
¿El señor banquero y el señor mercado han aprendido algo de la crisis?
Sí, aunque parece que no por la queja que hicieron en Davos sobre que el tiempo del arrepentimiento sobre la retribución se había acabado. El riesgo excesivo es intolerable. Las retribuciones escandalosas provocan malestar social y económico. Poco a poco se ve que se van a ir reduciendo. Joseph Stiglitz ya decía que el sector financiero es el sirviente de la economía, no el señor. El mundo del riesgo especulativo tiene que acabar.
¿Cree que hay líderes empresariales suficientes en España?
Sí. Pero también hay que decir que hay culturas empresariales bastante malas. Aquí no solamente se necesita una reforma laboral, también se necesita una reforma empresarial, al menos de un sector. El valor social del trabajo deber ser vital. La experiencia es que ante cualquier inconveniente se recurre al despido, en el sentido de que el comportamiento cultural es el de utilizar la contratación temporal, por si vienen las cosas mal dadas quitarse de en medio a las personas. Eso es un error gravísimo. Tiene unos costes de formación enorme. Es un tema cultural de fondo. En beneficio de todos, deberíamos hacer un esfuerzo para cambiar esas actitudes para ubicarnos en una visión distinta. Al mundo al que vamos, con una gran crisis demográfica, donde habrá competencia por los trabajadores cualificados, es un error. Hay empresarios que creen que el valor social del trabajo es un estorbo. En Alemania perder el trabajo es una tragedia. Aquí todavía no.
¿Por qué no surgen más emprendedores?
Según la Unión Europea hay 300.000 empleos vacantes en España. No hay una buena adecuación entre oferta y demanda, porque no hay movilidad suficiente, ni instrumentos suficientes de formación y reubicación. Hace falta emprendedores. Hay nichos suficientes que no ocupamos porque no hay nuevos emprendedores.