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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los dos retos de los procuradores

La entrada en vigor de la Ley âmnibus, hace poco más de un año, acabó con una de las tradiciones más arraigadas en las profesiones colegiadas: el principio de territorialidad. Desde esa fecha, la colegiación única permite a cualquier profesional ejercer en toda España sin necesidad de trámites ni comunicaciones. Los procuradores, que no han sido ajenos a este proceso, fueron uno de los colectivos que recibieron con mayor desconfianza esa liberalización territorial. Pero ha tenido que pasar más de un año para que una firma del sector -la catalana Montero Procuradores- se haya atrevido a abrir una oficina fuera de su hábitat natural. Fruto de la absorción de un pequeño despacho de Madrid, se ha instalado en la capital con un objetivo claro: convertirse en una gran firma de servicios jurídicos en el tramo de la procura.

La apuesta de Montero Procuradores supone un paso de gigante en una profesión que tradicionalmente se ha mantenido en la sombra y tiene pendiente el proceso de modernización abordado en los últimos años por otras, como la abogacía. En un mundo donde las barreras territoriales ya no existen y es el cliente quien marca los tiempos, el gran reto de los procuradores no es solo romper fronteras geográficas, sino llevar la profesión al futuro.

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