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Secretos de despacho

A la caza del talento en EMI Music

Simone Bosé lidera el histórico sello en una industria en pleno cambio.

Llegar al despacho madrileño de Simone Bosé (Milán, 1962) no parece sencillo esta tarde invernal. Una manifestación de bomberos colapsa la céntrica bifurcación entre la calle de Alcalá y Gran Vía. "Es algo casi cotidiano. Aquí tenemos el Ministerio de Educación, la Consejería de Cultura y el Banco de España", lugares donde hay mucho que reclamar, explica. A lo que hay que sumar que se ha convertido en el manifestódromo oficial de las grandes marchas que culminan en la Puerta del Sol. Algo malo debía tener esta oficina con amplias cristaleras que miran hacia el Círculo de Bellas Artes y al edificio Metrópoli, uno de los más bonitos de la ciudad.

"Me encanta mi despacho", confirma Bosé. Lleva tres años en él, desde que se convirtió en presidente de EMI Music, recientemente adquirida por Citigroup. Aunque hace seis años que llegó a este sello musical, toda su vida ha estado dedicada a la música. Vino de adolescente a Madrid, a finales de los años setenta, porque a su padre, italiano, lo destinaron a España. Pero el país no le era ajeno. "Venía con frecuencia, desde que mi tía Lucía se casó con el torero". Su tía, obviamente, es la actriz Lucía Bosé, y "el torero", como se le conoce en la familia, es Luis Miguel Dominguín.

Simone Bosé volvió a Italia a estudiar Administración de Empresas en la Universidad Bocconi, pero en 1986 regresó a Madrid. Y ahí empezó su carrera como directivo en la música. "Los contactos de mi primo Miguel me han servido para abrir puertas", reconoce. Comenzó en CBS-Sony buscando talento musical en el mercado anglosajón para promocionarlo en España. Pero ya en los años noventa, en EMI Hispavox, se convirtió en el hombre de la discográfica para artistas españoles como Loquillo, Fangoria, Héroes del Silencio o Los Ronaldos, aunque la lista es interminable y se ha ido extendiendo con Amaral, Macaco, Ketama, Camarón y muchos otros de los que se siente muy orgulloso".

"Sigue el estigma de que no nos hemos adaptado, pero los catálogos están en todo tipo de plataformas"

Aunque la industria musical está en permanente cambio debido a la nueva forma de escuchar canciones a través de la red, algo no ha cambiado: hay que buscar talento. Por eso EMI está en pleno proceso de búsqueda de nuevas voces a través del Mad Sound Project, donde también participa la Comunidad de Madrid y Caja Madrid. A la iniciativa se han presentado más de 400 grupos y para la segunda fase se ha seleccionado un centenar. En marzo habrá un concierto con los seis elegidos y el ganador tendrá como premio grabar dos temas con el productor Nigel Walker, que está detrás del proceso de selección. Todo un lujo trabajar con quien ha lanzado las carreras musicales de grandes éxitos españoles e internacionales.

Bosé valora al mes alrededor de 10 maquetas. Pero reconoce que algo no marcha en la identificación de solistas y grupos: "No llega suficiente variedad de maquetas. Se ha cortocircuitado el proceso en los últimos años. Los artistas de ahora abren su página en MySpace para llegar al público, pero también deberían llegar a EMI y a un productor. Se piensan que MySpace es suficiente. Pero nosotros queremos un contacto directo".

Y es que a la hora de identificar a un próximo gran éxito no es suficiente con oír una maqueta o una canción en la web. "Es necesario el contacto visual, el contacto personal con el artista y ver cómo se comporta en el escenario", cree. Por eso, el objetivo final del Mad Sound Project será trabajar con varios de los finalistas.

El catálogo en la web

Las productoras viven horas difíciles por las descargas gratuitas en internet. Bosé se queja de que en España el 95% de los contenidos son ilegales. "Esta industria está respondiendo desde hace bastantes años a los cambios, mas sigue el estigma de que no nos hemos adaptado, pero nuestros catálogos están en todo tipo de plataformas, desde Spotify hasta dispositivos móviles de Movistar o Vodafone".

æpermil;l cree que lo que prima ahora para hacer dinero son los derechos editoriales, los de imagen, el merchandising, los conciertos, los eventos. "Nos hemos convertido en gestores de derechos más que de contenidos, pero siempre seguiremos grabando".

La foto de los Beatles y un Ondas

Lo primero que llama la atención al entrar al despacho de Bosé es un premio Ondas que descansa en una mesita. El presidente de EMI lo recogió en nombre de Coldplay hace un par de años y está allí hasta que sus dueños acudan a Madrid.Como buen directivo musical de éxito no le puede faltar algún disco enmarcado y colgado en la pared. Tiene los dos últimos de Amaral, discos de oro y platino. "Es un grupo al que le tengo mucho cariño".Aparte, por las estanterías tiene multitud de discos "en constante renovación". Incluso reconoce que los intercambia con la competencia. Del talento último que ha captado avanza los nombres de Pablo Alborán, Zenttric y la cantaora Sandra Carrasco, "flamenco de lujo", asegura, producido por Javier Limón. Confiesa que el trato con los artistas de hoy en día se ha profesionalizado mucho, "para bien", aunque el contacto y el apoyo humano siguen siendo necesarios.En el despacho no podía faltar un recuerdo del que para muchos es el mejor grupo de la historia. Tiene enmarcada una foto de la llegada de The Beatles a Madrid en los años sesenta, un regalo del cineasta Alberto Fesser.

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