El futuro laboral está fuera
Los universitarios ya piensan en emigrar a países con posibilidades profesionales.
Sé que tengo que orientar mi carrera profesional fuera de España". Así de rotundo es Carlos Gómez. Tiene 18 años, estudia primero de Tecnología Industrial en la Universidad Carlos III de Madrid, y tiene bastante claro hacia dónde quiere dirigir sus pasos laborales en el futuro. "Quiero ser diseñador de automóviles, es una carrera vocacional porque ya de pequeño me gustaba diseñar coches y desmontar los de juguete", afirma este joven. Sabe además que para ver cumplido su sueño tendrá que salir de España. "Las grandes empresas automovilísticas están en Alemania o en Estados Unidos, y allí me tendré que ir, es donde está el futuro. Es básico salir fuera si quieres hacer cosas interesantes", prosigue.
De la misma opinión es Ernesto Ubieto, de 23 años, alumno en cuarto curso de Ingeniería Química en la Universidad Politécnica de Madrid. "Ahora mismo, para poder desarrollar una carrera profesional interesante hay que salir de España, ir a países donde se pueda desarrollar una trayectoria de éxito", señala. Por ejemplo, los países emergentes, que son los que están haciendo una clara apuesta por la innovación y donde valoran el empleo cualificado. "Además, trabajar fuera se ha convertido en un elemento enriquecedor porque te permite conocer entornos diferentes. Es un claro ejemplo de adaptación a los nuevos sistemas laborales", afirma.
Las opiniones de estos alumnos reflejan el desánimo que se vive en los campus ante la falta de salidas profesionales para los jóvenes en España, sobre todo si se tiene en cuenta que el dato de desempleo llega a los 4,7 millones de parados, según la encuesta de población activa (EPA), una tasa del 20,3%, y que el porcentaje de desocupación juvenil ronda el 40%. El 19% de los licenciados, de entre 25 y 29 años, está en el paro, y un 44% desempeña un trabajo por debajo de su cualificación, según la OCDE. El sueldo medio es de mileurista. El panorama no puede ser más desolador. "La competencia es tremenda porque las empresas valoran la experiencia, y eso se lo pueden ofrecer los parados, no los universitarios", señala Javier Estévez, de 20 años, en segundo de Económicas en la Autónoma de Madrid.
"Quiero diseñar automóviles y para ello me tendré que ir a Alemania o a Estados Unidos. Allí está el futuro"
En medio de este triste escenario siempre aparece un halo de esperanza, sobre todo para las ramas de ingeniería. La canciller alemana, Angela Merkel, ha ofrecido empleo cualificado a los jóvenes del sur y del este de Europa, entre ellos a los españoles, para atender la demanda de empleo de su país. Porque Alemania espera reducir en 2011 el paro del 7,7% al 7%, esto es, cubrir entre 500.000 y 800.000 puestos cualificados, y tener un crecimiento económico del 2,3%. Es evidente que Alemania es un destino atractivo para los universitarios españoles. Y emigrar a destinos con futuros profesionales se contempla como una opción más que saludable. Una encuesta sobre Las expectativas laborables de los universitarios de la Comunidad Autónoma de Madrid, elaborado por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), señala que siete de cada diez alumnos está dispuesto a trabajar en un país extranjero. Uno de cada cinco abandonaría su ciudad de origen para trabajar en otro lugar de España (ver gráficos adjuntos, y editorial en página 8). Y tan solo uno de cada diez estudiantes está dispuesto a permanecer en su ciudad.
Emigrar ya es un concepto que manejan los alumnos con la misma maestría con la que se enfrentan a un examen de Economía Aplicada o de Física. El género también influye en la determinación de trasladarse a trabajar a otra región o país. Los hombres (el 73,5%) están más dispuestos a buscar empleo en el extranjero que las mujeres (65,6%).
Para ir familiarizándose con el entorno internacional, los alumnos cada vez tienen más en cuenta optar a una beca Erasmus. Todo lo que sea abrir fronteras es un paso adelante, aunque todavía existe un equilibrio entre los que aseguran haber disfrutado de este tipo de ayuda o desean conseguirla en un futuro, y aquellos que manifiestan no sentir ningún deseo de vivir esa experiencia.
Ninguno de los alumnos entrevistados por CincoDías para este reportaje son de esta última opinión. Todos tienen la mente puesta ya en algún país europeo. Carlos Gómez deshoja la margarita y baraja entre realizar un máster en el prestigioso centro de diseño londinense Royal College of Art u optar a una beca Erasmus. "La especialización es muy importante para el diseño de automóviles, tanto como aprender otros idiomas. Para mí, el inglés y el alemán son básicos", asegura. Este avispado joven cree que no hay tiempo que perder. En su mente tiene dibujado el mapa y los trayectos que debe recorrer para conducir su carrera profesional a buen puerto. "Antes de finalizar los estudios me gustaría empezar a buscar un trabajo para tener algo de experiencia profesional, y el proyecto de fin de carrera quiero hacerlo fuera. En España puedes buscar empleo pero si quieres promoción tienes que irte al extranjero", señala Gómez.
El año próximo Ernesto Ubieto, alumno de Ingeniería Química, tiene previsto marcharse a Suecia a estudiar con una beca Erasmus, antes de iniciar la búsqueda de una ocupación en alguna compañía relacionada con la cadena de frío. El salario es determinante también a la hora de hacer las maletas. "Si en España me ofrecen un sueldo de 1.000 euros, me iré fuera. Lo tengo claro". Una cuarta parte de los universitarios, según el estudio de la UAM, cree que percibirá menos de 1.000 euros mensuales por su trabajo. Cuatro de cada diez son más optimistas y esperan llegar a los 1.500 euros. Uno de cada cinco confía en recibir cerca de 2.000 euros, y uno de cada diez asegura que sobrepasará esta cifra.
"Los salarios que se pagan a los recién licenciados no son nada buenos, además de que no es fácil encontrar un buen trabajo. De aquí a tres años será complicado encontrar un empleo si no tienes experiencia", asegura Javier Estévez. Estudia segundo de Económicas y le gustaría trabajar en una entidad financiera. "Primero me quiero ir a estudiar un año al extranjero para venir dominando otro idioma. Ahora se nos exige mucha preparación y no hay tantos empleos atractivos", señala este alumno, que intenta aprovechar todas las oportunidades que se le ofrecen. Le gustaría realizar prácticas en empresas, a través del programa Coopera que tiene en marcha la Universidad Autónoma de Madrid, pero eso significaría tener que renunciar a la beca extranjera. "A los 23 años acabaré la carrera y me iré a hacer un máster en el extranjero, con 25 o 26 años estaré preparado para ponerme a buscar un empleo en serio", agrega. El objetivo es seguir formándose, otear lo que acontece en otros países mientras amaina el temporal.
Perfil
Serán los emigrantes del futuro. Han estudiado y estudian todavía. Dominan varios idiomas, la tecnología no tiene secretos para ellos, viajan por el mundo y quieren conocer otras culturas. Están dispuestos a hacer la maleta allá donde se vislumbre un futuro atractivo.