Un mundo inestable, pero en crecimiento
Los estanflacionistas están perdiendo la pelea. El mundo se está inflando y eso es en efecto preocupante. Pero la inflación proviene de un crecimiento que parece cada vez más fuerte y de un dinero que resulta demasiado flexible para un mundo en recuperación. El riesgo es que el petróleo y otras materias primas se disparen ahora como lo hicieron en 2008, solo que esta vez el pico podría no bajar rápidamente.
Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, no es responsable de los disturbios sociales en los países en desarrollo. Pero existe una relación entre el dinero ultraflexible, los productos básicos y los precios de los activos. La Fed ha aplicado con éxito una política monetaria ultraflexible para ayudar a evitar otra Gran Depresión. Pero la segunda ronda de impresión monetaria, de 600.000 millones de dólares, es más bien una sobredosis de precaución cuyo poder inflacionario está muy generalizado.
El petróleo, a 100 dólares el barril, está inyectando inflación en la economía mundial. La inestabilidad política es un factor, pero secundario. Los precios de alimentos y otras materias primas -menos sensibles a los disturbios en Oriente Medio- se están también hinchando. El aumento global de precios es ahora un gran riesgo.
El problema es tanto para las economías desarrolladas como para las emergentes. Charles Bean, vicegobernador del Banco de Inglaterra, dijo esta semana que si la inflación externa es muy fuerte, entonces el banco central no tendrá más remedio que tomar medidas drásticas contra las fuentes internas de inflación. Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, hizo callar las expectativas sobre una subida de tipos el 3 de febrero, sugiriendo que la actual inflación sería transitoria. Podría estar equivocado. Las tasas se están elevando en todo el mundo. China, India, Brasil e Indonesia ya las han endurecido. Occidente tendrá que unirse. El cambio en la política monetaria, de ultraflexible a más rígido, va a tener que suceder pronto.
Por Ian Campbell