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Secretos de despacho

Más que orden en Structuralia

Juan José Gálligo dirige con gran rigor la empresa de formación para ingenieros.

Derrocha vitalidad. Tal vez porque su ocupación se centra en la formación, en la renovación continua de conceptos relacionados con el mundo de la ingeniería. Juan José Gálligo, madrileño de 50 años, es consejero delegado de Structuralia, compañía de formación online fundada hace una década por exdirectivos de OHL, que apostaron por aportar valor añadido al sector en el que habían desarrollado su carrera profesional desde hacía años. La formación que imparte Structuralia va enfocada al reciclaje de algunas profesiones y a enriquecer el horizonte profesional de otros. El abanico es amplio y acoge a todos los campos de la ingeniería, desde contenidos para mandos intermedios a oficios de la construcción.

La compañía nació en 2001, en virtud a un acuerdo entre la Universidad Politécnica de Cataluña y grandes grupos empresariales, OHL, Dragados y Santander. En 2003 y 2005, salieron del accionariado Dragados y OHL, respectivamente. "Hemos sido pioneros en incorporar en sus soluciones integrales las nuevas tecnologías", señala Gálligo, orgulloso de algunos de los logros obtenidos, como haber desarrollado un catálogo de 20.000 horas didácticas en formatos que integran interactividad, simulación virtual, desarrollos 3D y contenidos audiovisuales.

La formación se imparte en tres modalidades: presencial, online y mixta. Cada año se forma a 85.000 profesionales, procedentes de 1.350 empresas. También desarrolla, por iniciativa propia o por encargo de terceros, contenidos de autor en colaboración con los máximos expertos internacionales, reuniendo actualmente un claustro de 430 autores. El reto para los próximos años es abarcar el resto de los campos de ingeniería: defensa, aeronáutica, aeroespacial y telecomunicaciones.

"No por ser sénior se tiene la razón en todo, las ideas buenas hay que aceptarlas vengan de quien vengan"

Otro de los logros de los que se siente satisfecho, con la que está cayendo dentro del sector de la construcción, es de los resultados económicos: en 2010 cerró con un 50% más de Ebitda y un 20% más de ventas. "Nuestra imagen de marca crece cada año", apunta este ejecutivo. Ingeniero de caminos de profesión, comenzó trabajando a pie de obra en los Pirineos, pero poco a poco fue entrando en la gestión de la empresa hasta dar rienda suelta a su vena emprendedora. "Siempre he querido crear algo desde cero, con todos los riesgos que conlleva", apunta. El resultado es una empresa que tiene 70 empleados y un modelo pedagógico un tanto innovador, ya que combinan el concepto editorial con la consultoría.

Mente ordenada

Tras siete años de vida profesional, decidió estudiar un máster en Administración de Empresas en la Universidad de San Diego, en California. Después, trabajó en la empresa de servicios industriales Billfinger Berger, y de ahí a la empresa de infraestructura de transporte Cintra. Después de un periplo por Colombia y Chile, regresó a OHL. Cree que su faceta de gestor le ha ayudado a ser más generalista. Sus estudios de ingeniería le han servido para tener una mente más estructurada y analítica, a la vez que ordenada. "Los ingenieros siempre trabajamos con proyectos a largo plazo y eso sabemos manejarlo".

Asegura que le gusta trabajar en equipo, y eso también es fruto de su formación, "sin la aportación de todas las personas no se consigue nada". También ha aprendido a ser humilde y a tener en cuenta la opinión de otros. "No por ser más sénior se tiene la razón en todo, las ideas buenas hay que aceptarlas vengan de quien vengan", señala. La media de edad de la compañía es de 35 años, y la rotación es baja. En 2010 ficharon a 14 profesionales. "Somos una empresa donde creo que se trabaja bien, hay buen ambiente y tenemos perspectiva de futuro. "Nuestro proyecto es de crecimiento y lo que importa es que todo el personal se desarrolle como profesional y se encuentren a gusto en su lugar de trabajo". Su jornada laboral es como la del resto de la plantilla, de 40 horas laborales, "aunque mentales le dedico una cuantas más porque es difícil desconectar", señala. Juan José Gálligo reconoce que todos los días se equivoca, pero valora el aprendizaje que todo ello supone, ya que de los errores también se aprende.

La Virgen del Pilar le protege

Siempre le acompaña, de despacho en despacho, una réplica de la Virgen del Pilar. La explicación que ofrece Juan José Gálligo es simple: hace 27 años, el primer día de trabajo, paró en Zaragoza, visitó la basílica del Pilar y compró este recuerdo."Me ha ido bien teniéndola cerca, por eso es importante para mí".Trabaja en un parque de oficinas de la zona norte de Madrid, donde ocupa un espacio amplio, funcional, con un gran atractivo: el derroche de luz natural que entra por los ventanales. "Esto me sirve para reflexionar, para pensar, para ver el horizonte, el cielo, la sierra de Madrid". Confiesa ser ordenado, algo que roza casi en el defecto. Porque no entiende la organización sin orden. Su despacho está limpio de papeles y todo ocupa su lugar.Su gran afición asegura que es la familia: sus cinco hijos, que tienen edades comprendidas entre la adolescencia y los bebés. "Tengo una gran responsabilidad porque todos me necesitan". También le gusta practicar deporte, incorporado a un estilo de vida.

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