Y de mayor, ¿qué salario quiere usted?
No estamos acostumbrados a verlo de este modo, pero nuestro salario de jubilados es algo que, con tiempo, planificación y perseverancia, podemos mejorar nosotros mismos.
En el último año y medio hemos asistido a un amplio debate sobre el sistema público de pensiones, cuyo último hito destacable ha sido la aprobación en Consejo de Ministros del proyecto de reforma del Gobierno y su paso al Parlamento para su tramitación.
A lo largo de este proceso hemos conocido un gran número de estudios, proyecciones, datos y opiniones de todo tipo con respecto a las pensiones actuales y futuras. La principal conclusión que se extrae de toda esta información es que, partiendo de la base de que el Estado debe seguir garantizando los derechos de jubilación de todas las personas, nuestro nivel de vida llegados a ese punto depende básicamente de cada uno de nosotros.
La realidad hoy es que, según un reciente informe de los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), la pensión contributiva media en España llegó a 785,85 euros mensuales en 2010 (892,38 euros por jubilación y 574,13 por viudedad, entre otras prestaciones). En el caso de los jubilados, la pensión media representa un 49% de los ingresos medios de un trabajador de entre 50 y 59 años. Además, el 77% de los pensionistas en España no llegan a la situación de mileurista y uno de cada cinco jubilados está en riesgo de pobreza relativa (es decir, no alcanza el 60% de la media de ingresos de una unidad familiar).
Lo que ha sucedido en el pasado es que cada reforma del sistema público de pensiones ha supuesto recortes en las prestaciones, como por ejemplo: la pérdida de lo aportado para quienes no alcanzaran 15 años cotizados o la reducción de las prestaciones por viudedad, entre otras. En enero de 2013, cuando entre en vigor la nueva reforma de las pensiones encaminada, entre otros aspectos, a recortar el gasto público, éstas volverán a bajar progresivamente con respecto a las actuales. Como ejemplo, los 15 años de periodo obligatorio antes mencionados pasarán a 25 años con la nueva ley.
Es decir, nuestro actual modelo de reparto va a perdurar, pero los niveles de cobertura se reducirán. Por lo tanto, en adelante cada vez será más necesario contar con un complemento individual que garantice el mantenimiento de nuestro nivel de vida después de la jubilación. Unos ahorros cuyas aportaciones y rentabilidad acumulada se reembolsen íntegramente al ahorrador, a su viuda o a sus herederos, con independencia de la cantidad acumulada y de los años invertidos. Se hace absolutamente necesario que a la reforma presentada le acompañe una profunda reforma del ahorro que incluya los cambios fiscales correspondientes para incentivarlo.
En resumen, es necesario que cada persona se responsabilice y tome conciencia cuanto antes de la necesidad de ahorrar a largo plazo, mediante servicios y asesores capaces de cubrir sus expectativas. Solo así conseguiremos mejorar nuestros salarios y nuestra calidad de vida como jubilados; y, además, contribuiremos a un importante desahogo del sistema público de pensiones, tal y como está sucediendo con el sistema sanitario.
Ignacio Izquierdo. Consejero delegado del grupo Aviva en España