La marca personal del profesional
Excelentes profesionales hay muchos. Profesionales, y por extensión despachos, con una marca personal poderosa pocos.
¿Por qué? Porque los profesionales tienen una creencia profesional arraigada y que limita su futuro: la clave del éxito profesional es el conocimiento y, más concretamente, la calidad técnica. "Si das un buen servicio el despacho te acabará yendo bien". ¿Qué significa "dar un buen servicio" y qué significa "bien"?
Los clientes contratan según sus percepciones, valores y emociones, que luego justifican, en menor o mayor medida, de una manera lógica o racional. Esta afirmación vale tanto para las personas como para las empresas. Sí, ha leído bien, también para las empresas, formadas, en definitiva, por personas.
Por ello hay que gestionar bien ese activo clave, la marca. Si no se gestiona, el profesional puede acabar siendo víctima de un fenómeno muy humano, la tendencia a etiquetar a los demás. Así, excelentes profesionales desde un punto de vista técnico, son percibidos como "un profesional más" por los clientes potenciales. Por eso no les contratan o, si lo hacen, les presionan en precios. Frustración profesional.
Sobre la base del conocimiento y de unos valores profesionales sólidos, la estrategia de marca y la organización marcan la diferencia. Hay que tener clara la dirección que queremos para nuestra vida profesional, siendo flexibles, coherentes y persistentes. Gestionar una marca exige saber qué queremos y qué no queremos, cómo nos perciben los demás y explicar bien, en los momentos y a través de los medios oportunos, quiénes somos, cómo ayudamos a los clientes, cuáles son nuestros valores y qué beneficios aportamos al cliente. En resumen, qué nos hace singulares en el mercado y conseguir que el cliente adecuado lo perciba y valore.
La percepción social, "cómo me ven los demás", marca la diferencia entre los profesionales. Una percepción positiva y una gestión correcta de la propia marca en el mercado permiten conseguir pasar de ser percibido como «un profesional» a serlo como «un profesional experto» y, con el tiempo, «una autoridad profesional».
El verdadero seguro de vida profesional es la marca y no la afiliación a una mutua. La marca es el imán que atrae el tipo de clientes que el profesional o el despacho quiere tener, coherentes con sus valores y estilo.
Refugiarse en el día a día es un recurso fácil para evitar autorreflexionar y sacar - para algunos, de una vez por todas - lo mejor que llevamos dentro.
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