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Secretos de despacho

Tendencias en Aguirre Newman

Carmen Rico lidera el equipo que crea los nuevos espacios de trabajo.

Ladrillo, cristal, madera y un patio interior cubierto con zona verde que sirve como lugar informal de encuentro e incluso de sala de exposiciones. La sede de la inmobiliaria Aguirre Newman en Madrid marca tendencias en arquitectura de interiores. Se trata de un edificio rehabilitado de un antiguo polígono industrial cercano a la estación de Atocha, que se ha convertido en una moderna oficina y ejemplo para otras empresas. De hecho, allí trabaja un equipo de 100 personas encargadas de ofrecer soluciones de diseño a otras compañías.

Carmen Rico (Madrid, 1967) es la directora general de ese departamento de arquitectura, que tiene como misión adaptar los espacios de cualquier empresa a sus necesidades. "Desde 50 metros cuadrados hasta 50.000", explica.

Es curioso que sea una ingeniera industrial quien dirige esta unidad de negocio. Declara que esta firma no es un estudio de arquitectura, sino una empresa de servicios técnicos, que cubre todos las áreas. "Me llamaron de Aguirre Newman para montar el departamento de ingeniería, para instalaciones y comunicaciones". Y poco a poco ha ido ascendiendo. "Cada vez que he tenido un hijo me han nombrado para un nuevo cargo". Desde hace cinco es la encargada de esta división.

Su lugar de trabajo es una muestra de las tendencias del diseño de oficinas. Un ala de la antigua nave se ha convertido en un espacio diáfano de dos alturas con hileras de mesas. Al final de la sala, Rico tiene su portátil y su teléfono en un tablero que comparte con el equipo de control y planificación. A su lado, se sienta su asistente, con la que reconoce consultar muchas cosas del día a día. Por ejemplo, la de pedirle opinión de cómo posar para la sesión fotográfica.

El estilo que se impone en las oficinas es precisamente "el espacio abierto asociado a otros alternativos de reunión, que conforman un ambiente informal con áreas de más confidencialidad", cuenta Rico. Estos nuevos lugares favorecen "la comunicación, la flexibilidad y son muy modulares, transformables fácilmente. Es muy sano y ayuda a acelerar el proceso de aprendizaje, porque aprendes de tus compañeros como una esponja".

Los encargos a Aguirre Newman Arquitectura son múltiples. El mayor en el que ahora están involucrados es la planificación interior del nuevo campus empresarial de Repsol, la nueva sede corporativa de la petrolera en la calle Méndez Álvaro de Madrid. Este será uno de los mayores proyectos. Pero hay más: Cuatrecasas, Garrigues, Cremades & Calvo Sotelo, L'Oréal, GlaxoSmithKline, Wyeth, Roche, Grupo PRISA, Accenture, KPMG, FCC, Iberdrola, Mahou, Banco de España, Citibank, ING Direct, Banco Popular o Mutua Madrileña, entre otros muchos.

Pero la crisis, que ha afectado sobre todo al sector inmobiliario, ha repercutido en la facturación, que ha caído alrededor de un 10% los últimos años, según Rico. Porque las necesidades de las empresas cambian. "No hay mucha obra nueva", reconoce, "aunque aumenta algo el alquiler de oficinas, donde abundan las inversiones menores, con necesidades más estrictas". Los presupuestos se adaptan a las necesidades: "Nosotros debemos saber qué es lo que quiere conseguir a nivel organizativo el cliente, cuál es su filosofía de empresa y cuál es su inversión". También asegura que los plazos son en este momento "más agresivos".

Si hay que barrer...

Como tantos otros directivos, su jornada de trabajo es de 8.00 a 8.00. Eso sí, la hora de comer es su momento sagrado. O bien sale a correr escuchando música 30 minutos o aprovecha para trabajar y concentrarse intensamente en el momento en que no hay casi nadie por la oficina. Y suele salir todo lo pronto que puede. "Me gusta llegar a casa cuando los niños todavía están despiertos. A partir de las 9.00 están dormidos y me da mucha penita", confiesa.

Así que gran parte de su vida la pasa trabajando, de reuniones y visitas a los proyectos. Preparando que todo salga bien. "En una entrega se hace de todo. Y si tengo que barrer, pues barro".

Con la protección de san Pancracio

Compartir mesa con sus colaboradores no da para personalizar demasiado el lugar de trabajo. En la mesa de Rico brillan unos san Pancracios. "Yo soy creyente. Me los han ido regalando porque son señal de prosperidad. Les tengo un gran cariño". Junto a los santos, una imagen de la Virgen de Fátima y un par de banderitas de España. "Son del Mundial. Las sigo guardando porque me hizo mucha ilusión. No soy muy futbolera, pera lo viví mucho gracias a compartirlo con mis hijos". Acompañan a estos objetos algunas fotos familiares, algún premio y poco más.Pero esta ingeniera sí tiene un pequeño espacio de privacidad. A la izquierda de su mesa, una mampara separa un pequeño cubículo para reuniones o momentos más confidenciales. "Lo utilizo para algunas llamadas de teléfono o si necesito estar con la cabeza muy centrada. Pero no es solo mío. Lo puede utilizar cualquiera". Además, cuando tiene morriña de sus niños, puede levantar la cabeza y ver los dibujos de sus hijos, además de alguna tribuna suya de prensa enmarcada.

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