Cómo adaptarse al puzle del cambio
La innovación, la educación y la flexibilidad, claves para el liderazgo en tiempos de turbulencias.
El cerebro se puede moldear. Para el divulgador científico Eduardo Punset es una de las claves de cómo el ser humano se puede adaptar al aprendizaje y a los cambios. Y para ello explica una investigación: se ha demostrado que los taxistas de Londres tienen un hipocampo (una parte del cerebro) mayor que la media, debido a que han necesitado aprenderse un callejero complicado. "Ha terminado el debate entre el pensamiento científico y el pensamiento dogmático. Si yo hubiera sabido esto antes, no habría entrado en el Partido Comunista para cambiar el mundo. Es mucho más fácil cambiar el cerebro de la gente. Ahora sabemos que podemos usar técnicas revolucionarias, como el aprendizaje social y emocional, tanto a nivel educativo como corporativo", asegura.
Punset pronunció estas palabras ante decenas de ejecutivos en la jornada Recetas para directivos en tiempos de crisis, organizada esta semana en el Instituto Arnaiz de Estudios e Investigación. Para este economista y exministro de Asuntos Europeos en la Transición, el líder político y empresarial en la actualidad debe adaptarse a una realidad cambiante, un puzle que incluye transformaciones tecnológicas, la alta competitividad de actores emergentes y una crisis que no cesa. "No se puede dirigir una empresa si el líder no cambia", opina Leopoldo Arnaiz, presidente del grupo Arnaiz. "Hay que aceptar que todo cambia, pero es paradójico que esto alerte el sistema defensivo de las personas", cree Punset.
Para comenzar con el cambio, lo primero sería adaptar también el sistema educativo a las realidades del siglo XXI, según Punset: "La educación no ha cambiado en 100 años. Sirvió para dar trabajo a mi generación, pero no a la actual. No se ha enseñado el trabajo en equipo, la vocación de solventar problemas, el desarrollo de cualidades para un liderazgo eficaz como la empatía, y la gestión de las emociones". Para este divulgador, la enseñanza, que debe estar basada en el aprendizaje emocional, no debería ser muy diferente para un niño o para un directivo. "En la escuela no se enseñaba el impacto del desprecio, el control de la ira, del pánico o de la ansiedad".
Además, Punset cree que la educación "ha menospreciado tradicionalmente la capacidad creativa de las artes", una cualidad que en la actualidad se hace necesaria para diferenciarse en el mercado.
La física María del Rosario Heras coincide con Punset: "Hay que buscar un gran cambio de mentalidad, donde la educación y la innovación tengan un papel muy importante. Ella apuesta por que la fórmula mágica I+D+i (investigación, desarrollo, innovación) hay que transformarla en I+D+i+e (de educación).
Pero, por supuesto, como insistentemente hablan todos los expertos, una de las recetas para el éxito y la adaptación a las transformaciones es la innovación. Esta es una de las piezas primeras con las que el líder empresarial debe contar. "Yo levo 35 años investigando en lo mismo, con más y menos recursos según la época. Y he visto que el problema no son los recursos. La única diferencia respecto a Europa se da en el número de investigadores, no en la capacidad científica individual. Se debe a un problema de mentalidad. Solo cambiando eso podremos innovar. Hay que recordar que innovar es modificar, mejorar lo que ya existe, no es tener una idea feliz", señala Heras. "En España falta mucho pensamiento científico", coincide Punset. "Sobre todo en la transmisión de la ciencia básica a la aplicada", ese traslado de los conocimientos hacia la sociedad y a la empresa, añade Heras, también presidenta de la Real Sociedad Española de Física.
Crisis asimétrica
El proyecto Europa 2030, un grupo de reflexión que ha dirigido el ex presidente Felipe González, ha marcado algunas instrucciones para construir el puzle del futuro de la Unión Europea y superar los peligros que acechan. Uno de los puntos sobre los que ha trabajado es la asimetría de la crisis, cuenta Carlos Westendorp, ex ministro socialista de Asuntos Exteriores y asesor de este grupo. "No es una crisis mundial", explica este diplomático, es sobre todo de las economías centrales, de EE UU y de Europa. Así que el camino que se debe emprender para mejorar la economía será diferente en España que en China, que sigue creciendo a un elevado ritmo.
Westendorp coincide en que el modelo a seguir para España es el de aquellos lugares de nuestro entorno donde la crisis ha afectado menos: "Mi principal obsesión es parecernos a los países escandinavos, donde existe un Estado del bienestar y una apuesta por la innovación. Debemos copiar las cosas que se hacen allí sin perder nuestras señas de identidad. Tenemos que extraer los mejores ejemplos y aplicarlos". Arnaiz también aconseja a los ejecutivos salir fuera, ver lo que se hace en otros países para poder internacionalizar, posteriormente, la empresa. Y también introduce en el debate una paradoja en las sociedades con alta protección social: "Lo más difícil es cómo adaptarnos al riesgo, sobre todo en un estado social. ¿Cuál es la fórmula para que la asunción del riesgo sea atractiva?", se pregunta.
La apuesta por la innovación que la Agenda de Lisboa ya establecía en el año 2000, "una sociedad basada en modelo de innovación y conocimiento", explica Westendorp. No parece, sin embargo, que el sector privado español esté siguiendo este camino. Según el Instituto Nacional de Estadística, el gasto en innovación tecnológica descendió un 11,5% en 2009 (el último dato disponible), hasta situarse en el 2,2% de la cifra de negocios de las empresas.
¿Y cómo adaptar esa sociedad del conocimiento a las entrañas de las corporaciones? "Los líderes empresariales deben aplicar el principio general de conciliar entretenimiento y conocimiento. Tiene que ayudar a que los ejecutivos puedan desarrollar la vocación particular dentro de la empresa", explica Punset. Este divulgador afirma que después de la revolución industrial se creó un sistema de trabajo que separaba por un lado las horas de empleo y, por otro, el ocio. "En el mundo actual las dos cosas tienden a fusionarse y las empresas deben acabar con esa dicotomía".
De la crisis, Punset también cree que los políticos y empresarios deberían recordar algunas lecciones: "Sería muy extraño que no hubieran aprendido nada. Hemos aprendido que cualquier medida económica tiene un impacto inmediato".
Otro de los puntos en los que el nuevo directivo debe apoyarse es en ejercer una capacidad atractiva. "Desde la perspectiva del liderazgo, es tiempo de crear ilusión, es tiempo para pensar en cómo mejorar lo que hacemos", opina Heras. Westendorp está de acuerdo y pone como ejemplo cómo la candidatura de Barack Obama fue capaz de generar una ilusión, fomentada gracias a internet y las redes sociales, para dar paso al cambio: "Los líderes demuestran la capacidad para ilusionar a gente huérfana de ilusión. El futuro se puede confeccionar a través del presente".