Ni un paso atrás en las cajas de ahorros
El endurecimiento de las exigencias de capital de primera calidad que el Gobierno acaba de aprobar para que las entidades financieras refuercen su solvencia y devuelvan la confianza a los mercados ha generado pronunciamientos de todas las naturalezas en el entorno de las entidades, algunos de ellos realmente sorprendentes. La exigencia de una prima adicional para las entidades más débiles por su excesiva dependencia de los mercados exteriores ha desatado, incluso, reacciones más propias del pasado y que la economía española no puede encajar.
En algunas comunidades han interpretado el apretón de tuercas de Salgado como una presión exagerada, y no ocultan la posibilidad de la recapitalización pública o semipública para lograr el objetivo exigido. Desde luego que este tipo de práctica debe estar superada, porque la politización es precisamente uno de los problemas más perniciosos de las cajas. Mala solución ha sido concentrar las cajas de algunas regiones para simular el mantenimiento de la territorialidad de las entidades fusionadas, puesto que el único norte que debe guiar la transformación es forjar cajas eficientes y solventes, sin gentilicio alguno. Por ello el Banco de España debe cortar por lo sano cualquier intento de neorregionalización, que bien podría deteriorar en vez de mejorar la solvencia.