_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Paranoias periféricas

José Carlos Díez

Hoy se reúne el consejo del BCE con la misma tensión en los mercados europeos que en su última reunión de diciembre. El viejo zorro plateado que preside la autoridad monetaria jugó al despiste con los inversores en la rueda de prensa en la que no habló de reforzar las compras de deuda de países periféricos, mientras había dado órdenes a su mesa de operaciones.

La jugada funcionó pero luego acabó siendo un placebo, como la mayoría de medidas que suele tomar el banco central ya que su problema es de estrategia y no de táctica. En esto el general Sun Tzu nos recuerda que "la estrategia sin táctica es el camino más lento para la victoria pero la táctica sin estrategia es el camino más seguro para la derrota".

La realidad es que los miembros del consejo siguen teniendo un problema moral y están tomando decisiones en contra de su conciencia, que sigue siendo la ortodoxia monetarista. Si la estrategia fuera acabar con la inestabilidad financiera que asuela los mercados de deuda periférica hubieran aprovechado el periodo navideño con mercados ilíquidos para comprar bonos y cerrar con fuerza los diferenciales. ¿Qué hicieron nuestros queridos funcionarios del BCE la última semana del año? Irse de vacaciones y comprar cero euros de deuda periférica.

El Banco Central Europeo mantiene una política heterodoxa de liquidez y para ello ha adaptado su relato y su estrategia diciendo que la recuperación de la actividad es incierta y las expectativas de inflación están ancladas. Sin embargo, el crecimiento mundial se ha reactivado con fuerza en el último trimestre de 2010, liderado por el ciclo de inversión de emergentes y por el consumo privado estadounidense, y ha provocado un fuerte repunte de los precios de las materias primas, con el petróleo en Europa cotizando próximo a la barrera psicológica de 100 dólares/barril. Esto ha situado la inflación europea por encima del 2% por primera vez desde finales del año 2008.

Sin embargo, el consumo privado europeo sigue débil, las ventas de coches caen próximas al 10%, y la inflación de servicios doméstica está en mínimos históricos. Si atendemos a su enfoque monetarista, el dinero en circulación M3 crece, se está recuperando pero crece a tasas del 2% muy lejos del 4.5% que el BCE considerará compatible con la estabilidad de precios cuando nació.

La situación recuerda a la primavera de 2008 cuando el Banco Central Europeo cometió un error histórico subiendo tipos en medio de la peor recesión en décadas. ¿Se equivocará de nuevo? Ahora, antes de subir tipos, es necesario eliminar las medidas extraordinarias de liquidez con el fin de que los tipos de interés vuelvan a ser una variable operativa de la política monetaria.

El BCE ya ha prorrogado las medidas extraordinarias de liquidez hasta marzo por lo que lo normal es que mantenga su discurso para justificar su incomoda heterodoxia. Por lo tanto, lo normal es que hoy no haya sorpresas, aunque nunca hay que subestimar la capacidad del BCE para equivocarse.

Para conseguir la ansiada estabilidad financiera sería necesario crear una agencia de deuda europea con capacidad de condicionalidad sobre los países que han pedido la ayuda y que pueda emitir bonos para acometer una reestructuración de su deuda de manera ordenada y hacerla de nuevo sostenible. Esto debería ir acompañado de intervenciones del BCE en los mercados, a ser posible en los CDS y en derivados de tipos de interés a plazo para estabilizar los mercados. Es difícil ganar una guerra si tu armamento es menos sofisticado que el de tu enemigo.

Esto supone un fuerte compromiso político de los líderes y llevará tiempo por lo que la tensión será la tónica en los mercados a corto plazo, pero yo cada día tengo menos dudas de que antes de lo que imaginamos los europeos tendremos un Tesoro único.

Mientras, los astros anticipan que Portugal ya está sentenciada, luego será España, luego Italia, Bélgica y el postre sería la desintegración de la eurozona. Keynes ya nos advertía contra los gurús "cuando piensas que va a suceder lo inevitable surge lo imprevisto". Hoy el Tesoro español captará de nuevo bastante dinero en su subasta a cinco años, aumentando sus elevados colchones de liquidez, sin duda la mejor vacuna para evitar el posible contagio. Ánimo, el Apocalipsis solo sucederá una vez y todo parece indicar que no será en 2011.

Cada día tengo menos dudas de que antes de lo que imagina-mos los europeos tendremos un Tesoro único"

José Carlos Díez. Economista jefe de intermoney

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_