Las cajas, ante su test más difícil
La ventana de los mercados de deuda está abierta para las entidades financieras españolas. Al menos de momento y, eso sí, a precios considerablemente superiores que su competencia, como ha quedado patente con las recientes emisiones de cédulas hipotecarias de BBVA a tres años (1.500 millones) y de Santander a cinco años (1.000 millones). Ante tal oportunidad, el Banco de España insta a las cajas fusionadas a aprovechar el momento para solicitar liquidez a los inversores nacionales e internacionales. La nueva regulación bancaria de Basilea III, que impone mayores ratios de capital, y sobre todo la necesidad de liquidez explican tal necesidad.
Los nuevos cinco grandes SIP de cajas tienen ya en proceso sus próximas emisiones, alguna con la pretensión de beneficiarse del aval del Estado. Todos se juegan algo más que los fondos que precisan para funcionar: se enfrentan con la reválida de los mercados, una prueba que determinará su credibilidad futura. Previamente a cualquier emisión, las entidades deben hacer un esfuerzo de transparencia publicitando su exposición al sector inmobiliario y los posibles impagos. Solo así ganarán la confianza de unos inversores que desconfían en demasía de emisiones de procedencia española, en un castigo excesivo que tardará meses en remitir.
