Jamón de jabugo o cocido para los regatistas de la Barcelona World Race
Los alimentos para tres meses suponen 140 kilos de carga a bordo
Uno de los factores más importantes en la compleja operación logística que supone preparar una regata alrededor del mundo es el de la nutrición. Los jefes de equipo y los navegantes que participan en la Barcelona World Race ultiman estos días las listas de comida que va a embarcarse. Se han elaborado cuidadosamente con la ayuda del nutricionista, el jefe de equipo y, por supuesto, teniendo en cuenta los gustos de los navegantes. Como siempre, el odioso factor peso marca la pauta... ¿Por encima de los gustos gastronómicos? No del todo.
Las decisiones que se toman respecto a la composición del menú son fruto de un trabajo en el que se han conjugado criterios médicos, la experiencia y la degustación de los productos. En la Barcelona World Race los regatistas están 90 días sin tocar tierra y no hay opción, por ejemplo, a suplir alguna carencia vitamínica, por lo que tiene que estar todo calculado al dedillo. Además, es fundamental que los dos patrones sigan a raja tabla una serie de indicaciones y coman todo lo que tienen preparado para cada día de regata.
Los regatistas del equipo Mapfre, por ejemplo, llevarán unas 270 bolsas envasadas al vacío con alimentos en las que se incluyen además cosas como sal, pasta de dientes, papel de cocina Todo ello se traduce en, aproximadamente, un peso total de 140 kilos a bordo destinados a la nutrición.
Cada día, además de hasta tres aperitivos, dispondrán de comida para el desayuno, el almuerzo y la cena, éstas dos últimas compuestas por alimentos liofilizados. A pesar de que en muchas ocasiones se ha apuntado que el placer del paladar no es en estos casos la prioridad, sí es importante que la comida tenga unos mínimos de sabor.
Ejemplos culinarios
Algunos menús incluyen platos atractivos: cocido madrileño, filete strogonof, pasta carbonara A bordo de los Imoca Open 60, por tanto, no se comen ni bistecs ni paellas, por poner un par de ejemplos. Tampoco es que las cocinas de estos barcos -reducidas a un minúsculo fogoncillo de camping gas- permitan grandes demostraciones culinarias.
Las exigencias calóricas y de peso son fundamentales, pero en las últimas vueltas al mundo cada vez son más, especialmente entre los navegantes españoles, los que embarcan algunos bocados especiales. Para la Nochevieja del primer día de la regata no faltarán las uvas en los barcos españoles quienes suelen llevar también jamón ibérico envasado al vacío, una práctica que se ha extendido a otras tripulaciones oceánicas tras comprobar que el jabugo no solo es un manjar exquisito, sino que pesa poco y aporta interesantes valores nutritivos