Con paso cambiado
Ya empieza a ser aburrido hablar de cómo están reaccionando nuestros gobernantes ante los adversos acontecimientos de nuestro país y nuestro entorno. Pensar y desear que se hubieran anticipado es algo, visto el escenario, utópico. Aunque el diccionario define prevenir como "conocer con anticipación un daño o perjuicio" y ésta sea una cualidad muy deseada para un padre de familia o un directivo de empresa, debería ser exigible en nuestros gobernantes, y digo gobernantes en sentido amplio, Gobierno y oposición, que también son responsables.
Ya sé que esta tribuna no es de opinión general, pero esta introducción me sirve para aseverar que la medida de supresión parcial de las deducciones por compra de vivienda está tomada a destiempo y sin ninguna previsión y, como en tantos casos, les ha pillado a nuestros gobernantes con el pie cambiado. En un entorno donde, según los últimos informes, tenemos un stock de viviendas de 1,5 millones, donde el acceso a la financiación hipotecaria es difícil, donde el paro es más que preocupante, donde está en entredicho la solvencia del sistema financiero, debido en gran parte a la contaminación de su balance por los activos inmobiliarios, con un valor inferior a la deuda nominal que soportan, activar una medida que desincentive la adquisición de viviendas es un disparate.
La deducción por la adquisición de vivienda no solo debería mantenerse, sino que se debería ampliar a todo tipo de viviendas, incluidas las turísticas y vacacionales. No en vano, en 1985 se promulgó el conocidísimo decreto Boyer, por aquel entonces ministro de un Gobierno socialista, con el objetivo de "sentar las bases para un crecimiento estable y duradero de la economía española, como condición necesaria para crear empleo". Y así, instauró, entre otras medidas, la deducción por la compra de viviendas, cualquiera que fuera su destino final.
Además, desde el punto de vista de la recaudación, no está tan claro que volviendo a reponer las deducciones por la compra de vivienda al estilo Boyer, ésta se resienta. Es más, deberíamos echar cuentas, ya que si se consiguiera dinamizar más el mercado y absorber a mayores ritmos de venta el stock pendiente actual, la recaudación por los impuestos que gravan la compraventa, a saber: el IVA, para primeras transmisiones, y el ITP, para sucesivas, aumentaría. Sin olvidar un crecimiento estable.
Dicho esto, estoy de acuerdo con que el futuro modelo económico de este país no puede volver a basarse en hacer más viviendas y en potenciar el sector inmobiliario y de la construcción, pero ¡caramba!, saneemos lo que ahora tenemos y con más previsión, anticipación y decisión, eliminemos en su momento las deducciones.
Luis Corral. Consejero delegado de Foro Consultores