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A fondo

Obama paga caro su pragmatismo

Barack Obama está buscando votos para sacar adelante su última apuesta de Gobierno y por primera vez en la legislatura, lo hace entre sus propias filas demócratas y no en el hasta ahora obstruccionista Partido Republicano.

El presidente acordó con los conservadores mantener dos años más los controvertidos recortes fiscales de George W. Bush para todas las rentas, incluidas las altas (como querían estos) e imponer una ventajosa tributación a las herencias. A cambio, logra ampliar el seguro de desempleo 13 meses más y otras rebajas fiscales a la clase media y pymes, que suponen un nuevo estímulo. Todo ello valorado en 900.000 millones de dólares que se suman al déficit. El pacto, ha dejado muy decepcionados a buena parte de sus votantes y su partido.

Tal es el disgusto que se ha empezado a hablar de una candidatura demócrata alternativa para disputarle unas primarias en 2012. Es una cuestión muy verde que sale del ala más progresista y menos fuerte del partido demócrata pero hasta hace días hablar de ello era, simplemente, ciencia ficción.

Moveon.org, una asociación popular que ayudó a aupar la campaña de Obama a las elecciones presidenciales hizo un campaña en la que pedía al presidente que no cediera. El martes comenzó otra apoyando a los congresistas que no quieren apoyar el pacto.

La Casa Blanca ha reaccionado a la ola de críticas y el martes Obama hizo algo infrecuente: una rueda de prensa. El presidente mostró su enfado ante la incomprensión que ha generado su pacto, la imagen de hombre sin principios con la que se le está pintando y habló en términos muy duros de los republicanos a los que calificó de "secuestradores". El presidente, quiso dejar claro que su labor no es solamente intelectual sino que ha de ser práctico y dada la actitud de los conservadores, si no cedía con los recortes de Bush habría habido muchos "daños colaterales", entre ellos los parados y la economía del país.

Relaciones públicas

Pese a su elocuente defensa, el descontento es palpable en el Congreso. Algunos demócratas han dado la sensación de que votarán con la nariz tapada por el pacto pero otros desean tumbarlo. Los líderes del partido en las Cámaras quieren modificar parte del pacto.

A un buen número de ellos no les cuadra que Obama mantenga la política que definió la agenda de Bush y discuten su coste cuando afecta a tan pocos y con tan poca necesidad. Todo ello cuando se supone que el déficit es la gran preocupación.

El problema de Obama, es que en estos dos años ha insistido en buscar un bipartidismo imposible con una oposición que, como el senador republicano Mitch McConnell dijo tras las elecciones, tiene como fin hacer de él "un presidente de una legislatura". Pese al escaso resultado, Obama ha dado la imagen querer conciliar con interlocutores que han ido segando la hierba bajo sus pies y apartándole de sus prioridades más progresistas. Ahora no le va a quedar más remedio que seguir haciéndolo porque su partido estará en clara minoría desde enero. Su misión para recuperar a su base y su partido es, desde ya, más difícil.

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