Tabaco, salud y más recaudación

El Gobierno ha decidido incrementar la fiscalidad del tabaco, lo que provocará un aumento medio de su precio del 16%, en caso de que los fabricantes decidan repercutirlo totalmente. El objetivo de la medida, en palabras de la vicepresidenta Elena Salgado, no es recaudatorio, sino desincentivar el hábito. No obstante, aspira con la subida a obtener cada año unos 780 millones extras si el consumo se mantiene. Algo que parece improbable, pues el sector calcula que las ventas disminuyen ya a un ritmo del 11,6%. En cualquier caso, ambos propósitos -recaudatorio y sanitario- son lógicos. Después de todo, el proyecto de Presupuestos prevé 8.274 millones por este tributo (casi un 40% del total de impuestos especiales), por lo que la subida implica un incremento de casi un 10%. La cifra no es despreciable y contribuye en parte a despejar las dudas sobre el cumplimiento del déficit fiscal para 2011.

El tabaco se ha convertido en una fuente tributaria que el Gobierno explota asiduamente. La anterior subida, que data del mes de abril de 2009, aumentó la recaudación 1.200 millones. Además, socialmente el efecto es limitado al tratarse de un producto con creciente mal cartel. Sin embargo, también ha de calibrarse el impacto sobre una industria total y absolutamente legal que no puede ser sistemáticamente desoída.