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Secretos de despacho

Un toque retro en Nostrum

Juan de Andrés-Gayón dirige esta agencia de publicidad, que acaba de saltar al MAB.

Acceder al despacho de Juan de Andrés-Gayón (Madrid, 1959), presidente del grupo Nostrum, es como caminar por un túnel del tiempo. Las oficinas de esta empresa, que el mes pasado comenzó a cotizar en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), están un edificio sesentero del centro de Madrid. Y se han conservado elementos decorativos de aquella época.

Esta agencia de publicidad ocupó el espacio del local de una antigua importadora de maquinaria pesada. Así que la distribución es un tanto extraña. El corazón de la sede es un patio interior cerrado, redecorado con un restaurante propio y espacios para reuniones. "Un patio donde hace frío en invierno y calor en verano", reconoce De Andrés-Gayón. En esa zona se conservó el suelo de terrazo propio de la época, tan reconocible en viviendas de los setenta, del tipo de la serie Cuéntame. Además, al llegar, en el patio encontraron una ambulancia abandonada.

"La llegada a este edificio fue un tanto extraña. El lugar estaba abandonado desde finales de los ochenta. Pero se quedaron muchos objetos ordenados. Este despacho no lo había utilizado nadie, pero mantenía la máquina de escribir, un botellero lleno de bebidas y los papeles en los cajones. Todo impecable. Fue un viaje al pasado". Como si el viento se hubiera llevado a las personas y dejado los objetos.

"Empezar en otro país supone un sacrificio personal. No creo que se pueda tener éxito sin conocer su cultura"

Al entrar al despacho actual, de luz muy tenue, hay algo a la vista que desconcierta al visitante en cierta medida y le ofrece un viaje al pasado. Una vitrina repleta de pájaros disecados. ¿Amante de la taxidermia? No. Este directivo es un apasionado del arte y esta obra de principios del siglo XIX la compró a través de su marchante a los herederos de un ornitólogo.

Ese toque retro viene muy a cuento cuando se habla de una agencia de publicidad. La moda de la televisión manda y Mad Men es la reina para la crítica televisiva. Una serie sobre los creativos de Madison Avenue a finales de los cincuenta. Admite que muchas personas le hacen la misma comparación, pero él solo ha visto algún capítulo aislado. No se reconoce en ellos, aunque cree que refleja bien los tiempos dorados, cuando surgía la industria publicitaria. "Lo que sigue siendo igual es el ritmo. Puedes ver los resultados casi de inmediato. Eso es lo que engancha tanto", explica.

A él le enganchó tanto como para montar su propia agencia. De madre alemana y estudios de empresariales en Colonia, De Andrés trabajó como directivo de marketing para la germana Continental. "Podría haber seguido mi carrera en esta compañía en un momento que estaba en clara expansión". Pero algo se interpuso en su camino: un MBA del IESE. "No sé qué fue, pero algo me cambió. Vi la necesidad, por mi experiencia, que las empresas tenían en el marketing destinado a los profesionales, el business to business". Junto a dos socios creó, en 1989, la agencia Líneas. Luego se fusionó y apareció la actual marca Ruiz Nicoli Líneas. Más tarde llegaría la entrada en el accionariado de la Fundación Universitaria de Navarra. "Les conocía del IESE y sabía de su forma de trabajar en los consejos de administración", asegura. Esta entrada le sirvió para expandirse en Chile y Colombia.

Igual que la salida al parqué les va a servir para llegar a Perú (a finales de este año), Brasil y Argentina. Para el desembarco en el MAB se creó la denominación Grupo Nostrum (que agrupa a nueve agencias con más de 80 clientes, como Ocaso, El Corte Inglés, Banesto, Endesa o Telefónica).

Tras un viaje por la sucursal de Perú, visitó Michigan (EE UU), donde sus hijos mellizos han comenzado la universidad, y acaba de volver a la oficina en el momento de la entrevista. Se lamenta de que la expansión internacional de las pymes se haga a base de mucho trabajo: "Empezar en otro país supone un gran sacrificio personal". Pero reconoce algo bueno: "Me encanta viajar. Aprovecho para conocer esos países. No creo que se pueda tener éxito en un país sin conocer su cultura y a su gente", afirma. El resto del tiempo, en Madrid, lo dedica a actividades más rutinarias y, sobre todo, de martes a viernes, a estar con el cliente: el alma de una agencia de publicidad.

Un coleccionista de arte

Además del idioma alemán, de su madre heredó el gusto por el arte, una pasión que comparte con su hermano escultor (que sí vive en Alemania). En el despacho, sobre una mesa, descansan dos bustos realizados por su hermano (uno de ellos inspirado en la cara de Juan, aunque él dice no reconocerse). Pero su amor por el arte le lleva a tener una amplia colección y algunas de sus piezas, que cambia de vez en cuando, las muestra en el despacho. El número de obras no lo quiere revelar: "Es secreto". "Antes visitaba a menudo museos y exposiciones. Ahora tengo menos tiempo", dice. æpermil;l se fía de su marchante, que le aconseja.En la pared de enfrente de su mesa cuelga un cuadro de un torero de Miguel Macaya. A su espalda, una pintura de Manuel Viola. Y hay una escultura de un caballo, también de su hermano, y un pequeño cuadro de Regina Giménez.Pocos detalles más tiene el despacho. De Andrés enseña uno muy curioso que tiene enmarcado. La carta del restaurante Windows of the World, que estaba situado en la última planta de una de las Torres Gemelas de Nueva York.

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