¿Es mejor anunciar con tiempo el despido?
Tengo dos amigos, ocupando cargos de responsabilidad en una conocida multinacional, que la semana pasada recibieron la fecha de su despido. No será inmediato porque la empresa ha tenido la deferencia de dejarles unos meses calentando la silla en sus actuales ocupaciones. Eso sí, sabiendo que en unos meses sus cabezas rodarán. Cuando me lo contaron no sabía qué cara poner. Ellos estaban aparentemente tranquilos, aunque disgustados -uno de ellos lleva dos décadas en la organización donde ha ido escalando puestos a base de méritos-, porque todavía tienen unos meses de margen para buscarse la vida.
Pero, ¿qué es mejor, que el despido sea fulminante, abandonar la compañía en el mismo momento en el que te comunican que ya no cuentan contigo, o permanecer dentro de una organización que ya no cuenta contigo y a la que ya te unen pocas cosas?
Siempre pensé que si algún día me llegaba ese momento, quería que fuera un proceso limpio y poco doloroso. Esto es, rápido. Pensando en la situación de mis amigos, tampoco veo mal seguir en las mismas condiciones, para ellos bastante ventajosas, ya que disponen de coche de empresa, tarjeta de gastos, bonos, plan de pensiones, stock options, seguros médicos y no sé cuántos beneficios más. Seguro que cuesta desprenderse de todo ello, no será mi caso, lo aseguro; y puede más que el orgullo de dar un portazo y largarse cuanto antes.
Uno de ellos contaba que, después del sofoco inicial, estaba decidiendo, no desde la soledad de su casa donde el consuelo del teléfono no existe porque nadie llama ya cuando no tienes un cargo ni llevas el apellido de una gran compañía, qué hacer. De momento, solo saben unos cuantos su situación, y ocultando su actual estado están tanteando el mercado y viendo qué opciones profesionales pueden tener. Eso y tener un lugar, de momento, para acudir todos los días, aunque ya estés defenestrado, debe ser un alivio. Hace unos meses, otro amigo, también en el paro pero con una buena indemnización en el bolsillo -afortunadamente acaba de encontrar un puesto de director general en una pyme-, me comentaba que lo más duro de todo era no tener dónde ir los lunes, cuando toda su familia se ponía en marcha para comenzar la semana. Pero sigo teniendo dudas sobre si es mejor que le pongan fecha a tu cabeza.