"Hay empresarios desilusionados con proyectos donde se pierde el dinero"
Hace casi 10 años creó la fundación que lleva el nombre de su hijo, que falleció al año y medio de edad. Con ella trata de reducir la desnutrición infantil y formar a madres adolescentes en Cartagena de Indias.
No es habitual que una empresaria se emocione a la hora de hablar de sus proyectos. Catalina Escobar creó hace nueve años en Cartagena de Indias (Colombia) una fundación a nombre de su hijo fallecido a los 18 meses, Juan Felipe Gómez Escobar. Habla de su proyecto de forma apasionada y deja entrever sus emociones cuando pone cara a las personas a las que ha cambiado la vida. Concibe la fundación como si fuera una compañía, con unidades de negocio que deben lograr resultados: dar formación y un proyecto de vida a adolescentes embarazadas y reducir la desnutrición infantil. Está en España para lograr fondos de las principales empresas españolas, entre ellas Repsol, Endesa, Unión Fenosa o BBVA.
¿Cómo han recibido su proyecto las empresas españolas?
Muy bien, porque nosotros ofrecemos soluciones reales a la pobreza y el sector empresarial español estaba aburrido y desilusionado con muchos proyectos, porque han visto que hay mucho dinero que se pierde. Nuestra fundación es muy concreta, con resultados inmediatos. Tratamos de romper paradigmas.
¿Qué empresas colaboran?
En nuestro patronato están las empresas más importantes de Colombia y lo hemos conseguido porque tenemos iniciativas, de lo contrario perderíamos vigencia. Por eso debemos ser profesionales y gestionar con mentalidad empresarial. En España nos han dado muy buena respuesta. Por ejemplo, el terreno donde vamos a construir un nuevo centro es de Unión Fenosa. También están BBVA, Endesa, Repsol, Mapfre, Bancaja y Caja Navarra.
¿Y cómo colaboran las empresas?
Nosotros queremos entrar transversalmente en su responsabilidad social corporativa. El nuevo centro va a suponer una inversión de 5,6 millones y ya los tenemos. Pero nosotros estamos en España para quedarnos porque sabemos que aquí tenemos nuestros mejores aliados. Pero no somos una ONG, somos operadores directos. En España no se va a quedar el 30% de los fondos que logremos para gestionar la organización, todo va para allá. Por ejemplo, cuando fuimos a Repsol nos hicieron 25 preguntas y nos pidieron que les presentáramos un proyecto para invertir 100.000 euros, cuando lo vieron invirtieron 165.000. Nos dijeron que valía la pena invertir el dinero.
Asegura que su fundación se gestiona como una empresa. ¿Eso cómo se concreta?
Por ejemplo, cuando una adolescente entra en el centro, en tres años tiene que salir y tener un proyecto de vida. Cualquier organización empresarial se maneja con unidades de negocio y la fundación es igual. Esto no es una olla donde se echa todo. Cada uno de nuestros programas funciona de forma independiente y los inversores destinan su dinero a los proyectos que le interesan.
Están centrados en Cartagena de Indias. ¿No se plantean ampliar su proyecto a otras ciudades si logran los fondos necesarios?
La replicabilidad debe hacerse cuando sea necesario, pero hay que establecer prioridades. Es como el core business de una empresa. En este momento recibimos al 4% de las adolescentes embarazadas de Cartagena y vamos a llegar al 12% y cada año hay 4.000 adolescentes que se quedan embarazadas por primera vez. Eso es lo importante. Una empresa tiene que tener una estructura y nosotros tenemos nuestras unidades de negocio. Somos mejores ejecutores que pensadores y ya hemos atendido a 22.000 personas.
Abandonó su actividad empresarial para dedicarse a este proyecto...
Así es, le dedico el 700% de mi tiempo, aunque tengo un gran equipo. Pero no he abandonado la mentalidad empresarial, es cierto. Mi familia se dedica al metal, al acero, pero no está en la fundación. No quiero que me den dinero por ser la hija de Ramiro Escobar. Hemos tenido dificultades, pero las hemos superado y estamos orgullosos. Es igual que una empresa, hay que saber liderar y a mí nadie me ha regalado nada.
"Salvamos una vida con 200 euros; al Gobierno le cuesta 1.500"
No es fácil romper la estructura social, pero la fundación Juan Felipe Gómez Escobar trata poner su granito de arena para frenar la espiral de pobreza de Cartagena de Indias, que se concreta en una alta tasa de embarazos adolescentes y mortalidad infantil. Desde su fundación en 2001, esta tasa se ha reducido en la ciudad colombiana desde 12,9% al 4,4%."Queremos romper paradigmas para que la estructura de la sociedad, la pirámide de la riqueza, sea cada vez más estrecha en la parte baja, la más pobre y más grande", asegura Catalina Escobar. "Para que se vaya asemejando a los países desarrollados donde la clase media es mucho más grande". En estos nueve años, la fundación ha formado 1.500 madres adolescentes, de las que mantiene un seguimiento una vez salen del centro, y solo desde 2005 ha realizado más de 65.000 atenciones de nutrición, pediatría y ginecología. Una labor que podría ser realizada por la Administración colombiana. "Lo hemos hablado con el Gobierno pero es muy difícil, porque realmente hay mucha burocracia", explica Escobar. "A nosotros salvar una vida nos cuesta 200 euros y a ellos 1.500", apunta. "La Seguridad Social española es envidiable, aunque es cierto que probablemente sea insostenible".Al margen de la financiación a través de empresas, la fundación obtiene el 35% de sus fondos a través de la organización de eventos, donde los precios de cada entrada pueden llegar a alcanzar los 180 euros. De cara al próximo año, prepara el primero en España.