Mucho trabajo para el 'president'
El futuro presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, se enfrenta, tras su arrollador triunfo de ayer, a un reto de calado: el retorno de la confianza empresarial en un entorno de crisis general. En una economía industrial volcada en el exterior, los problemas de financiación, por el cierre del grifo del sector financiero, son, como en el resto del país, un lastre al esfuerzo de internacionalización. Las pymes, por su escasa capacidad exportadora, también seguirán sufriendo. Además, la reestructuración de las cajas, que en Cataluña han pasado de diez a cinco en año y medio, hace que la facilitación del crédito esté pendiente de los procesos de ajuste. Por eso, la promesa de potenciar el ICF (el ICO catalán) y la sociedad de garantía recíproca Avalis cobra más valor. El ajuste presupuestario exige estabilidad. Cataluña ha protagonizado el 35% del endeudamiento autonómico solicitado este año. Con todo, la asignatura hueso está en unos Presupuestos para 2011 abocados a la prórroga. La reciente emisión de bonos por 3.000 millones de euros ha evidenciado la delicada situación de las finanzas a que se enfrenta la nueva Generalitat, y que, como en el resto de España, solo se despeja con crecimiento económico. Lejos de aventuras fiscales y conciertos económicos particulares, ha de hacer frente a un legado del tripartito, incluidos los traspasos apresurados de última hora, que demanda una seria revisión.