La baja fiscalidad, piedra angular de la economía irlandesa
Elevar el impuesto de sociedades en un entorno de bajo crecimiento es considerado prácticamente un tabú por parte de analistas y fiscalistas en Irlanda. Joan O'Connor, socia de Deloitte en Dublín y experta en fiscalidad, lo dejaba ayer claro pocas horas antes del anuncio del plan de ajuste: "esta fiscalidad (del 12,5%) ha sido la piedra angular de nuestra economía y ha formado parte, durante décadas de una oferta fiscal baja y competitiva". Apenas unos días antes, Barclays decía que era el "pilar del crecimiento del país".
La baja fiscalidad sobre beneficios, de los royalties y la gestión de la propiedad intelectual son algunos elementos que han hecho de Irlanda un imán para multinacionales, sobre todo estadounidenses, que dan empleo a uno de cada siete trabajadores del país. Antes de que se hiciera público el plan de Cowen, empresas como GE y Cisco afirmaban que mantendrían su compromiso de permanecer en Irlanda pese a las presiones que existen en Europa para forzar a que la isla eleve el impuesto de sociedades del 12,5%. Un portavoz de GE, explicaba, tras conocerse el plan que este sigue siendo un gran mercado "con personas con mucho talento. No cambiamos nuestra posición basándonos en lo que está pasando en estos días". Pfizer y HP, sin embargo, advirtieron que podrían reconsiderar algunas decisiones si la isla dejaba de ser el país con menor presión fiscal de Europa. Paul Duffy, vicepresidente de Pfizer daba ayer la bienvenida al plan diciendo que este bajo impuesto "es crítico para la recuperación económica del país y para sostener y atraer nuevos inversores".
O'Connor, no acepta la crítica europea del dumping fiscal y de hecho considera que la baja presión fiscal es buena también para la zona euro pues permite que haya una inversión sofisticada en la región que podría haber ido a otros lugares. "No solo es bueno para el crecimiento de Irlanda sino para la posición europea en los mercados globales", explica.
Entre los analistas se defiende una baja fiscalización a corto plazo pues apenas se ganaría en recaudación en un ambiente de crisis, pero no descarta que haya que subirla en el futuro para equilibrar las fuentes de ingresos.