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Crisis en la zona euro

El mercado presiona a España para que acelere las reformas pendientes

El mercado presiona al Gobierno para que acelere las reformas pendientes. El incremento de los costes de financiación para el Tesoro como consecuencia de la tormenta que afecta a Irlanda y Portugal estos días ha servido de aviso. El Ejecutivo ha tomado nota y ayer mismo detalló un plan de acción para los próximos 15 meses.

El contagio que está sufriendo la deuda española durante esta última oleada de la crisis supone un nuevo toque de atención para el Gobierno. El tipo de interés del bono español a 10 años ha pasado del 3,98% al 4,7% en cuatro semanas y si bien el castigo que ha sufrido todavía es menor al del pasado verano -cuando llegó a alcanzar el 4,88%-, la virulencia de las ventas recientes dejan en evidencia que el mercado quiere más avances en el terreno de la consolidación presupuestaria.

Esta última oleada de nerviosismo en el mercado de deuda ha puesto fin al periodo de relativa calma iniciada en verano durante el cual la prima de riesgo de España llegó a caer hasta los 137 puntos básicos, para regresar de nuevo a los 200. En los momentos de máxima tensión vividos en junio el mercado aún ponía en duda la solvencia del sistema financiero y temía que el Estado no afrontara sus vencimientos de deuda, dos miedos que se esfumaron tras la publicación de los test de estrés a la banca y al constatarse su capacidad de pago. La aprobación de la reforma laboral y la drásticas medidas de austeridad, además de unos datos que sugieren que la consolidación fiscal se va cumpliendo a un mayor ritmo que en Grecia o Portugal también han ayudado a mejorar la imagen de España en el exterior.

El problema es que a día de hoy la creciente presión sobre Irlanda y el contagio a Portugal han provocado que el mercado vuelva a centrar sus miradas en los problemas potenciales del país.

"El mundo mira a España al hablar de Irlanda o Portugal", asegura Robert Michele, responsable de renta fija de JP Morgan Asset Management. Este experto descarta que España se vea sometida a una reestructuración de deuda pues por su tamaño es "demasiado grande para caer" y aunque reconoce que los riesgos reales están en el endeudamiento del sector privado confía en la capacidad del país, que parte de un bajo nivel de deuda sobre PIB, para resolver los problemas y no perder la confianza del mercado.

Los esfuerzos de las autoridades esta semana no han faltado. El lunes ya el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, reclamó a todas entidades bancarias que reduzcan costes para no entrar en pérdidas y urgió a las cajas a completar las integraciones pendientes antes de final de año. No ha sido el único mensaje. El martes el Gobierno fijó abril como límite para la reforma de las pensiones y ayer anunció un plan de acción para los próximos 15 meses con un calendario de compromisos concretos.

"España necesita dar credibilidad. No hay que minusvalorar la fuerza del mercado, aunque el país no esté en la misma situación que Irlanda", comenta Jordi Padilla, de Popular Gestión Privada.

La mayoría de los expertos recuerda que la situación de España no es equiparable a la de Irlanda, si bien reconocen que la volatilidad marcará los próximos meses pues aún está por ver el efecto de las medidas de austeridad en el crecimiento, variable clave para reducir el endeudamiento. "Vemos tres riesgos grandes para España; unas perspectivas económicas inciertas, la lucha de las comunidades autónomas para reducir gastos y el riesgo de que el coste de reestructuración de las cajas sea mayor de lo esperado", advierte Raj Badiani, de IHS Global Inshight.

El aumento costes de financiación es un riesgo más pues obligará a destinar más recursos al pago de intereses.

El Tesoro emite 3.654 millones a tipos más altos y con menos demanda

Los efectos de la crisis de Irlanda se volvieron a sentir ayer en las subastas de deuda celebradas en España. El Tesoro público cumplió sus objetivos al colocar 3.654 millones de euros en bonos a 10 y 30 años, frente a un máximo de 4.000 millones previsto, pero se vio obligado a pagar precios más altos por cuarta vez consecutiva, al tiempo que la demanda fue inferior a las colocaciones anteriores realizadas al mismo plazo.La emisión a 10 años fue la más solicitada. Los inversores pidieron títulos por 4.748 millones y finalmente se adjudicaron 2.586, lo que supone un ratio de cobertura de 1,83 veces, inferior a las 2,32 de la subasta anterior y algo inferior a la media del año de 1,9. El tipo marginal se fijó en 4,63%, medio punto porcentual más que la rentabilidad del 4,164% de la última subasta.En la operación a 30 años el Tesoro adjudicó 1.068 millones de euros a un tipo marginal del 5,498%, también superior al 5,08% de la última subasta de septiembre y mucho mayor que el 4,79% que pagó en octubre al ampliar una emisión en circulación con vencimiento en 2032. El ratio de cobertura fue de 2,05 veces.

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