Crece el pique entre los bancos y las cajas
Cuando se suponía que los bancos habían logrado una de sus reivindicaciones más históricas, que se termine con la asimetría entre bancos y cajas, las diferencias entre un sector y otro parecen agravarse. Y cada día se incorpora una pildorita envenenada nueva al debate. El primero en reclamar a las cajas, y por extensión al Banco de España, que agilizasen sus procesos de fusión fue el presidente de Santander, Emilio Botín. Considera que la reestructuración de las cajas va mucho más lenta de lo recomendable. A su reclamación se unió BBVA, primero, luego Popular, por parte de la banca, y más tarde el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el líder del PP, Mariano Rajoy, y ayer hasta el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Las cajas, primero a través de Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, y un día después a través del director general de CECA, José Antonio Olavarrieta, se defendieron. El ritmo de la reestructuración es el adecuado, a finales de año -tal como reclama Ordóñez y Zapatero- se habrán completado los organigramas de las cajas fusionadas y realizado los ajustes.
El consejo de CECA, celebrado el miércoles, hizo referencia a la presión que estaban ejerciendo los bancos para que sus rivales cierren sus procesos de fusión. Pero ayer el pique entre bancos y cajas subió un escalón más. La AEB achacó a las propias cajas, y en concreto a la transformación de CCM en banco la subida de la morosidad de los bancos en septiembre. Parece que algo de razón tiene la patronal de los bancos. Pero el mensaje lanzado por la AEB no sentó muy bien a las cajas. Menos, en un momento en el que las relaciones entre ambos sectores vuelven a retorcerse. Con mar de fondo está la caída en picado del negocio bancario en España, que está provocando una encarnizada competencia por ganar clientes. Por un lado, los bancos intentan quedarse con los de las cajas, y las cajas intentan mantener los que tienen y evitar que sus fusiones deriven en una fuga masiva de usuarios y negocio. Y por otro está la necesidad de atesorar liquidez con agresivas ofertas de depósitos.
Pese al mar de fondo, varios responsables de las cajas se sienten incómodos tanto con los comentarios de los bancos, como los del propio sector. "Los bancos se podrían ahorrar sus consejos. Ya sabemos lo que tenemos que hacer. Sus comentarios carecen de rigor. Algunos se han remontado a las fusiones de los bancos de hace años, del siglo pasado. Incluso las fusiones de Santander y BBVA parecen ya de la prehistoria. No tiene nada que ver esos procesos y esa época con la actual. Ahora estamos hablando de la banca del siglo XXI", señala un importante directivo de las cajas.
Otro homólogo recuerda que la reestructuración "actual afecta a bancos y cajas, como dijo Ordóñez y negar la mayor es competencia desleal". Pero también consideran que la defensa que han hecho Rato y Olavarrieta es demagogia, y que en varias ocasiones las fusiones de las cajas se retrasan por discusiones bizantinas de quién manda o dónde está la sede.