Cuatro maneras distintas de afrontar la crisis
"Nada será ya como antes". Esta frase, repetida hasta la saciedad desde el inicio de la crisis hace ya casi tres años, puede aplicarse al milímetro para el caso de los hogares, que han tenido que cambiar sus hábitos de consumo, en especial por el repunte del desempleo y el impacto que este ha tenido en los ingresos familiares.
Y todo parece indicar que esos cambios se van a mantener, pese a que se inicie la recuperación. Así lo asegura un estudio de la consultora CP Proximity, en el que uno de cada dos consumidores asegura haber aprendido la lección y haber acomodado sus gastos a sus ingresos. "Se prescinde de comer fuera, pero a cambio se compran alimentos o vinos en tiendas gourmet; no se va al cine, pero crecen las descargas de internet; se compran alimentos más baratos o se opta por no coger el coche", señala Juan Manuel Ramírez, director de estrategia de la consultora.
En el estudio, que se ha elaborado a través de 1.000 encuestas, se concluye que existen cuatro tipologías de consumidores frente a la crisis, aunque en todas hay un denominador común: los gastos más elevados o las inversiones a largo plazo se han aplazado. El grupo más numeroso es el formado por los denominados "conformistas" (un 29% del total), que son aquellos plenamente conscientes de la crisis, aunque no se han visto directamente afectados, y han optado por un ahorro preventivo. En la misma línea aparece otro grupo denominado "víctimas" (el 21% del total) que manifiesta su temor ante un recrudecimiento de la crisis y del desempleo, por lo que han reducido sus gastos al máximo.
Ambos colectivos están formados mayoritariamente por personas mayores de 35 años, con cargas familiares, con una elevada tasa de paro y con unos ingresos que en la mayoría de los casos está por debajo de los 30.000 euros brutos años. Entre los dos suman un 50% de los casos y confirman que mantendrán los hábitos de consumo que han tenido que crear a raíz de la crisis.
'Esnobs' y 'pasotas', ajenos a la recesión
Uno de cada dos consumidores se ha ajustado el cinturón, pero está dispuesto a aflojárselo en cuanto la coyuntura se lo permita. Ahí se encuadran los denominados esnobs (un 22% del total de los encuestados), personas menores de 35 años con un alto poder adquisitivo, fundamentalmente gracias a unos ingresos familiares elevados, y que no están dispuestos a renunciar al tren de vida, aunque ello les suponga una mayor incertidumbre en el futuro.El segundo colectivo más numeroso del estudio es el conocido como pasotas, también menores de 35 años, sin cargas familiares y con una tasa de paro inferior al resto de los grupos antes mencionados. "Este grupo lleva a rajatabla el carpe diem sin plantearse cuánto va a durar o cómo va a ser de dura la crisis", apunta Ramírez.