Aceite, novios y monoparentales
Algunas relaciones acaban en boda y otras, con el paso del tiempo, dan lugar a familias monoparentales. Desde hace meses, Sos tiene muchos pretendientes, pero por ahora ninguno se ha atrevido a formalizar la relación. "No sé si habrá algún tipo de noviazgo o boda, yo preferiría que sólo fuese un novio, pero también hay familias monoparentales", bromeaba ayer el presidente del grupo de alimentación, Mariano Pérez Claver, ante un foro de productores e industriales del sector olivarero.
Una declaración ambigua y calculada para dejar claro que, al menos a priori, Sos no se casa con nadie o, en todo caso, que estudiará una a una sus posibilidades para elegir al mejor candidato. No en vano, el de ayer no era el foro más apropiado para asumir que el principal distribuidor español de aceite de oliva va a abrir las puertas a la multinacional estadounidense Bunge o a la portuguesa Sovena, que en España es mucho más conocida por su papel como productor de la marca blanca de Mercadona. Dos posibilidades que, incluso, podrían ser compatibles.
De hecho ésa sería la jugada perfecta. Por un lado, Bunge permitiría a Sos dar el gran salto en Estados Unidos, donde ya está presente, sobre todo, a través de su marca italiana Bertolli, pero carece de la capacidad industrial en aceites de semillas que le aportaría Bunge.
Sos asume que dos socios como Bunge y Sovena encajarían perfectamente en su negocio
Por otro lado, Sovena sería el socio ideal dentro del mercado ibérico. Su papel como interproveedor de Mercadona le garantiza tener en cartera a la principal cadena de supermercados de España. Es decir, equilibraría el perfil marquista de Sos a través de Koipe y Carbonell -aunque también fabrica para cadenas de distribución- con el papel de productor de marca blanca. æpermil;sta es la gran dominadora del segmento aceitero, ya que su cuota de mercado entre todas las enseñas de los distribuidores llega a alcanzar el 65%.
Mientras, Hojiblanca, las cooperativas andaluzas e, incluso, el capital riesgo, también se dejan querer. Unos como productores olivareros y otros como socios financieros que pedirán resultados sin entrar, a priori, en la gestión del día a día.
Pérez Claver trató de dejar ayer claro que el grupo que preside puede seguir adelante solo, sin nuevos socios que inyecten aire y liquidez a su accionariado. Pero lo cierto es que hace tiempo que la dueña de Carbonell está tanteando cualquier posibilidad que le permita salir de la grave situación financiera que ha vivido en los últimos meses.
Desde que se inició su reestructuración para sanear un balance en el que ha asumido un endeudamiento de más de 1.500 millones de euros tantea el mercado para encontrar nuevos accionistas. No hay que olvidar que Sos sigue pagando la factura de las presuntas irregularidades cometidas por su ex presidente, Jesús Salazar, que le han obligado a realizar ajustes contables por valor de 541 millones de euros. A estos se suman 400 millones de deuda financiera de la que el grupo no tenía conocimiento y que han ido aflorando en los últimos meses al analizar toda la contabilidad de la sociedad.
Aunque no puede ser de otra forma, el presidente de Sos recalcó ayer que el grupo está en plena forma. "A pesar de las turbulencias nos va francamente bien", aseguraba Pérez Claver que puso énfasis en la evolución del negocio aceitero -su principal actividad junto al arroz del que ahora no tiene intención de desinvertir- que representa aproximadamente las tres cuartas partes de su volumen de ingresos.
Además, recalcó que Sos es un grupo fuertemente internacionalizado, lo que evita su dependencia del mercado español, sobre todo en un momento de crisis como el actual. "Nos jugamos la partida en los mercados internacionales", apuntaba. Primero, en Estados Unidos y, a más largo plazo, en China, donde el aceite de oliva tiene un gran potencial a pesar de que los usos y los gustos culinarios asiáticos no son idénticos a los de los maduros, aunque estables, mercados occidentales.