Acelerar la fusión de las cajas
Un sistema financiero sospechoso es, en estos momentos, una rémora que no se puede permitir ningún país y, en especial, los amparados bajo el paraguas del euro. Las dudas que genera la banca irlandesa han sometido al resto de las entidades financieras europeas a un férreo control por parte de los mercados internacionales. Es un castigo inmerecido para una buena parte de estos bancos, pero ante tal desconfianza, lo único sensato es extremar las medidas para reducir los motivos de ataque. En este entorno, cobran sentido las reiteradas advertencias del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sobre los riesgos de retrasar los procesos de integración en marcha de las cajas de ahorros. Ayer llegó incluso a poner fecha -Navidad- para que se completen las uniones y se nombren los consejos y nuevos equipos gestores.
El sector alega que estos procesos son complejos y que se están desarrollando a ritmos desconocidos hasta ahora. Cierto, pero esta crisis ha demostrado que los acontecimientos llevan ritmos vertiginosos y los mercados no entienden de sutilezas jurídicas o de otra índole. Las nuevas cajas deben estar a toda máquina rápidamente y despejar cualquier incertidumbre sobre el sistema financiero español. Aunque sea injustificado.