Un gigante entre la necesidad y el oportunismo
Tanta cura de adelgazamiento está dejando a Ferrovial en los huesos", argumentaba ayer un alto directivo de una firma española de infraestructuras. "Si no fuera por el nombre, cualquiera pensaría que es un fondo de inversión", argumentaba otro. Ambos se referían a la casi compulsiva actividad vendedora del grupo de la familia Del Pino, y chascarrillos de ese porte no faltaron a lo largo de la tarde. Y es que no falta quien piensa que Ferrovial empieza a recordar más a la que fue en 2005 que a la que cerró 2009 fusionándose con Cintra.
El hecho es que, mientras la competencia no sale de su asombro, los analistas de Bolsa aplauden la estrategia combinada de rebajar deuda e invertir en nuevos proyectos. Para empezar, habría que dirimir si Ferrovial ha avanzado o retrocedido en el último lustro. La firma que preside Rafael del Pino ha ganado una destacada presencia en EE UU, es dueña del aeropuerto de Heathrow, sigue controlando la mejor autopista del mundo (la 407 ETR de Canadá), y atesora una fuerte posición en el sector de los servicios y en la gestión de infraestructuras. Todo ello sin perder el pulso como constructora.
Pero podría ser algo más. Su multimillonaria deuda neta en tiempos de crisis, superior a 30.000 millones al cierre de 2007, -sin perder de vista la necesidad de alimentar el dividendo- ha obligado a una cadena vertiginosa de desinversiones, libradas en ocasiones sin plusvalías. En junio de 2009 se quitó de encima los aparcamientos de Cintra; en octubre cayó el aeropuerto londinense de Gatwick; el 60% de las autopistas chilenas de Cintra cambió de dueño en diciembre. Y ya en 2010 ha perdido de vista Tube Lines, los activos inmobiliarios de BAA, el aeropuerto de Nápoles, la participación en la autopista madrileña M-45, está a punto de bajar un 10% en el capital de la 407 ETR, tiene disponible para la venta otro 10% de la propia BAA y se acaba de desprender de Swissport. Pocos pueden decir que han adelgazado tanto en plena crisis sin dejar de pelear en la división de los pesos pesados.
Ferrovial cerró 2007 con 30.000 millones de deuda
El consejero delegado, Íñigo Meirás, no deja de insistir en que los fondos captados irán destinados a nuevas inversiones en infraestructuras y servicios, salvo en casos como el de Gatwick, llamados a rebajar deuda. De momento, la empresa tiene una dura digestión en EE UU, con inversiones por 6.000 millones de dólares (4.275 millones de euros) entre las autopistas North Tarrant Express y LBJ.
Tras dos ejercicios, 2008 y 2009, zanjados con pérdidas, Ferrovial apunta al beneficio en 2010. Será gracias a los extraordinarios. Habrá que ver si éstos se traducen en negocio a corto plazo.