La OCDE advierte de una ralentización de la recuperación
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) considera que el ritmo de la recuperación económica a nivel global se ha ralentizado en comparación con los niveles registrados a principios de año y alerta de que, como consecuencia de la crisis económica, el déficit público y el endeudamiento están en "niveles insostenibles".
En un estudio económico elaborado por la organización de cara a la próxima cumbre del G20 en Seúl, la OCDE recalca que la deuda pública en la mayoría de los países miembros ha alcanzado máximos históricos y alerta de que, con un menor apoyo de los estímulos fiscales, la producción y el comercio se han relajado.
La OCDE estima que el crecimiento medio del PIB de los países miembros se situará este año entre el 2,5% y el 3%, en línea con el 2,7% estimado en su informe del mes de junio. En cambio, la organización ha recortado su previsión para 2011 desde el 2,8% hasta un margen de entre el 2% y el 2,5%. En 2012, el crecimiento se situará en torno al 3%.
Sin embargo, advierte de que la actividad variará mucho entre países, especialmente dentro de la zona euro. En términos generales, la OCDE ha revisado ligeramente al alza la estimación de crecimiento de la eurozona desde el 1,2% hasta un rango de entre el 1,5% y el 2%, y mantiene sin apenas variación su previsión para 2011.
Respecto a Estados Unidos, espera que coja un "considerable impulso" en 2012, aunque ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para 2010 y 2011, situada en junio en ambos casos en el 3,2%, hasta un rango de entre el 2,5% y 3% para este año y de entre el 1,75% y el 2,25% para el próximo.
Por otro lado, señala que la recuperación en Japón es probable que pierda algo de fuerza y apunta que, en el caso de las economías emergentes, el crecimiento continuará siendo robusto en la mayoría de ellos, aunque a un ritmo "ligeramente más lento" que el que han registrado en los inicios de la recuperación económica.
El secretario general de la OCDE, Angel Gurría, recalcó que el simple hecho de estabilizar el nivel de deuda respecto al PIB en la mayoría de los países requerirá un esfuerzo de consolidación "histórico" de entre un 6% y un 9% del PIB, aunque añadió que también hay otras necesidades además de devolver la deuda a niveles sostenibles.
En este sentido, la institución considera que una normativa presupuestaria específica y la creación de organismos de vigilancia fiscal independientes puede ayudar a que las medidas esenciales de consolidación sean también creíbles.
Además, defiende que los gobiernos también deben tratar de fortalecer la relación entre el coste y la efectividad de los gastos que mejore el crecimiento en áreas como la sanidad, la educación, la innovación y el desarrollo de infraestructuras.
"La tarea de los legisladores y los políticos es pasar de la mitigación de la crisis hacia la recuperación de confianza y la estabilidad. Todas las principales ramas de la política económica -fiscal, estructural, financiera y monetaria- deben contribuir de una manera coherente y consistente", agrega la OCDE.
Normalización de tipos en 2012
Por otro lado, la organización afirma en su estudio que el desafío de las autoridades monetarias será abandonar las medidas excepcionales de estímulo sin aumentar la fragilidad de los mercados financieros.
En concreto, señala que dado el débil crecimiento en EE UU y en la eurozona, y siempre que las expectativas de inflación sigan sin cambios, la normalización de los tipos de interés deberá tener lugar a principios de la primera mitad de 2012 y a un ritmo que permita a la política monetaria seguir siendo acomodaticia. En caso de que el crecimiento sea menor de lo previsto, la normalización debe ser retrasada aún más.
Respecto al "legado de elevado desempleo" que ha dejado la última crisis económica, la OCDE advierte de que existe el riesgo de que el paro pueda ser duradero y reclama la puesta en marcha de reformas estructurales para solucionarlo, como la reducción de unos impuestos laborales excesivamente altos.
Asimismo, también reclamó otras reformas estructurales como el fortalecimiento de las redes de seguridad social y el desarrollo de mercados financieros en las economías emergentes, para reducir así su dependencia de los países avanzados. También demandó otras reformas, como la liberación del mercado de productos, que son cruciales para recuperar la producción y ayudar a poner las finanzas públicas en un camino sostenible.
Acerca de la reciente guerra de divisas, alerta de que las intervenciones unilaterales en los mercados de divisas internacionales y la consecuente volatilidad podrían derivar en respuestas proteccionistas. "Lo mejor es alcanzar un acuerdo común sobre cómo se deben reducir los desequilibrios globales", añade.