Bonos con 'seny'
De todos es sabido el revuelo que ha ocasionado en la economía catalana y en otras comunidades autónomas, la emisión de bonos realizada por la Generalitat. A pesar de que no se trata de la primera vez que se emite este tipo de deuda, no deja de llamar la atención su rentabilidad (4,75%, una de las más elevadas de Europa), su coste de emisión (comisiones bancarias y publicidad de la emisión), así como la expresión utilizada para dar a conocer el producto: bonos con seny (sentido común).
Probablemente, entre los suscriptores se encuentran un grupo de inversores que consideran que su adquisición es una forma de fer pais (hacer país), evocando al patriotismo esgrimido por el conseller de Economía, Castells. Una decisión totalmente respetable y admirable. A continuación, encontraremos a un grupo de inversores, cuya única finalidad es obtener una rentabilidad por encima de lo que actualmente da el mercado y con una tasa de riesgo relativamente pequeña.
Asimismo, existirán aquellos inversionistas que no dudarán en cambiar de comunidad autónoma, si la TAE que ofrece ésta supera a la anterior. Se tratará, del mismo modo, de una decisión tan respetable como las anteriores. Pero también ha habido un número de potenciales inversores que ha decidido no suscribir los bonos, evocando también al patriotismo de no endeudar más las arcas públicas sin antes hacer una serie de reformas y ajustes que permitan reducir una gran cantidad de gastos e inversiones que actualmente tiene la Generalitat, y que no ayuda a la prosperidad de Cataluña.
En referencia a este último apartado, hace unos días aparecía en la prensa económica que los dos últimos gobiernos de Cataluña han seguido una política de expansión inmobiliaria desde 2004 que ha consistido en adquirir diez grandes edificios (93.000 metros cuadrados de oficinas) por valor de 327 millones de euros. Su razonamiento: ahorrarse alquileres.
Durante estos años también habremos visto en la prensa económica una estrategia totalmente contraria a la anterior, y que ha sido ejecutada por empresas de diferentes sectores y tamaños: desprenderse de activos inmobiliarios, hacer caja, e invertir dichos recursos en activos clave (como puede ser el I+D, mejoras en los productos y en su distribución, etc.). Una decisión que sin duda pretende generar valor en el futuro y asegurar la continuidad de la empresa. Y todo ello evitando hacer más grande la deuda.
Muchas empresas han sabido entender desde hace mucho tiempo que su verdadero core business no está en su patrimonio sino en la capacidad de generar valor mediante un producto de elevada calidad y/o un excelente servicio al cliente.
Me parece también loable la decisión de no comprar bonos de la Generalitat hasta que ésta no siga una verdadera política de austeridad y mejora de la gestión de sus recursos.
Es habitual que en el Máster de Dirección Financiera de EADA los participantes discutan posibles soluciones ante la necesidad de liquidez de una empresa, siendo una de ellas la utilización de la figura del lease-back, que en catalán significa "vendre la casa i anar de lloguer" (venderse la casa y vivir de alquiler). Tal vez su aplicación en Cataluña permitiría pagar de forma más puntual a las empresas, hospitales y farmacias, sin necesidad de emitir bonos con seny al 4,75%. Todo ello, como es lógico, acompañado por un plan de ajuste que permitiera salir de una vez por todas de este atolladero en el que nos encontramos.
Rafael Sambola. Profesor y director del Máster de Finanzas de EADA