El caos creativo de Custo Dalmau
El diseñador reparte su trabajo entre los despachos de Barcelona y Nueva York.
Siente que no trabaja, que lo que hace es más que una ocupación, es un estilo de vida. El diseñador Custo Dalmau, nacido en Lérida (Cataluña) hace 52 años y conocido por sus vistosas camisetas, define su forma de trabajar como caótica, nerviosa, siempre en constante movimiento. El lugar en el que trabaja, da igual que sea en Barcelona o en el estudio que tiene en el Soho neoyorquino, donde se celebra esta entrevista, es un ir y venir de gente, siempre con prisa y temas urgentes que tratar. Dalmau atiende todos los frentes abiertos. Son los momentos previos a un desfile y se le notan las tablas y los años de experiencia. Asegura que la última palabra siempre la tiene el cliente de Custo Barcelona. A ellos se debe.
Como buen deportista -ha sido miembro del equipo olímpico español en la modalidad de gimnasia rítmica-, reflexiona cuando hace deporte. Aprovecha las horas en el gimnasio o su estancia en la sauna para pensar y recoger ideas para sus diseños. Afirma que el proceso creativo de una colección es complejo y que no tiene facilidad para decidir las cosas instantáneamente. Requiere de un gran proceso de maduración. "Cuando empiezas en una cosa, luego acabas en otra. Me gusta rectificar, ya que estoy en un proceso de no conformismo, de dar siempre otra vuelta más a todo, rehaciendo todo", señala el diseñador.
Dalmau confiesa que tiene una manía o defecto, no sabe cómo calificarlo pero insiste en su caos. Le gusta anotarlo todo en un papel, una herramienta fundamental para su manera de trabajar. No tiene correo electrónico, a pesar de que utiliza el ordenador y las nuevas tecnologías para estar informado de todo lo que acontece en el mundo. "Vivo en el mundo contemporáneo y soy consciente de que hay que utilizar todos los avances tecnológicos, pero a mí me gustar más dibujar y anotar en un papel", señala. En su mesa hay un ordenador y su estudio está plagado de ellos, "pero procuro utilizarlos lo menos posible".
Lleva a gala disponer de un equipo de profesionales compacto, unido, donde la labor de grupo es fundamental. "Que haya buen ambiente de trabajo es prioritario porque todas nuestras funciones han de estar muy bien coordinadas".
Custo Dalmau trabaja codo con codo con su hermano David, con el que forma un gran tándem. "Nos compenetramos muy bien y tenemos las tareas bien definidas. Yo me dedico al diseño y, aunque tenemos diferente manera de ver las cosas, nuestro trabajo es enriquecedor. Tener dos perspectivas te duplica", afirma este creativo que entiende la moda como una industria de consumo. "Otros lo entienden como arte, pero yo lo veo como algo útil para el consumidor. Además, creo que ahora, cuando la cosas van mal para la mayoría de la gente, es cuando tienes que estar a su lado". En este sentido, Dalmau se preocupa de que sus últimas prendas sean lavables y muy ponibles, además de bajar casi un 30% el precio de sus diseños. "Tienes que ayudar a que no sea una carga, a pasar este momento".
Tiene mundo y se le nota. Es una persona cosmopolita, le gusta vivir bien pero disfruta con los placeres de las pequeñas cosas. Una de ellas es su numerosa familia, compuesta por cinco hijos. La mayor ha desfilado con la ropa del padre en la Fashion Week de Nueva York y el más pequeño nació hace apenas unos meses. "Me ocupan el poco tiempo que me sobra"
Asegura que no tiene horarios; como todo buen creativo ha de mantener cierta disciplina, pero también cierto desorden en sus rutinas. "Me gusta trabajar más de noche que de día y por las mañanas me cuesta más arrancar". También reconoce que le cuesta desconectar de su trabajo, pero que es algo necesario para no llevar un exceso de carga en su mochila.
A pesar de que comenzó muy joven vendiendo, poco a poco, camisetas en Estados Unidos, admite que no ha perdido el entusiasmo ni las ganas de reinventarse a sí mismo, sobre todo sin perder de vista lo que sucede en la calle. "Crear algo nuevo cada temporada te crea una adrenalina especial de la que no puedes prescindir", dice el diseñador, que tiene siempre presente los grafismos y estampados con los que empezó a hacer sus famosas camisetas. Hoy, el abanico de sus colecciones incluye todo tipo de accesorios y prendas.
Dispuesto a comerse el mundo
No tiene apego a los objetos materiales. Asegura ser un ciudadano del mundo y, si algo ha entendido Custo Dalmau, es el concepto de globalidad. Y está dispuesto a sacarle partido, sobre todo en Oriente Próximo, donde sus diseños tienen una gran aceptación. Acaba de desfilar en Dubái, uno de los países árabes donde la firma está desarrollando una fuerte expansión. No es el único lugar donde Dalmau ha viajado con todo su equipo. Ha acercado sus colecciones al mundo a través de sus desfiles en ciudades como Milán, Berlín, Lisboa, Moscú, Santo Domingo, Miami, Puerto Rico, México, Barcelona y, por supuesto, Nueva York.Y como el mundo de la moda evoluciona y los nuevos mercados emergen con fuerza, Custo Barcelona va a incrementar su presencia en el Emirato de Dubái, donde tiene previsto abrir su tercera tienda, y en Arabia Saudí, donde inaugurará en breve su tercer punto de venta. Abrirá nuevos negocios en Abu Dabi, Qatar, Egipto, Bahrein, Líbano, Jordania, Libia, Irán, Turquía, Kazajistán, Azerbaiyán, Uzbekistán o Georgia. Y también en China e India.