Berlín y París imponen su reforma del Pacto de Estabilidad al resto de la UE
Berlín y París impusieron ayer al resto de socios de la Unión Europea su acuerdo para reformar el Pacto de Estabilidad. El debate continúa, sin embargo, sobre el alcance de los cambios en el Tratado de Lisboa que requerirá el pacto germano-francés.
Al cierre de esta edición, la primera jornada del Consejo Europeo que se celebra en Bruselas parecía destinada a completar la reforma del Pacto de Estabilidad con algunos cambios en el Tratado de Lisboa, tal y como exigieron la semana pasada la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
El debate continúa abierto, sin embargo, sobre el alcance de los cambios que deben incorporarse a un Tratado que se estrenó hace sólo 11 meses.
El Consejo, que concluye mañana, estudia encargar a su presidente, Herman Van Rompuy, ya la Comisión Europea, que balicen la reforma del Tratado antes de diciembre de este año. Los cambios deberían entrar en vigor en 2013 como my tarde.
Berlín insiste en que la reforma incluya una cláusula que permita suspender el derecho de voto a los Gobiernos que incumplan sistemáticamente los objetivos de disciplina presupuestaria.
Pero esa posibilidad fue calificada de "irreal" por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
Más factible, según la mayoría de los países, sería la segunda parte del compromiso germano-francés: la prolongación de manera indefinida del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera creado a raíz de la crisis griega y que expira en 2013. En ese caso, Alemania exige un procedimiento de rescate que contemple una posible reestructuración de la deuda del país en dificultades.
La mayoría de los países, en cualquier caso, se mostraron partidarios de una reforma "menor" del Tratado, según fuentes diplomáticas.
Esa cirugía poco invasiva, según las mismas fuentes, evitaría a la Unión Europea una traumática negociación (la última duró casi una década) y el imprevisible proceso de ratificación (con referéndum incluido en algunos países) de un acuerdo más ambicioso. Otro aliciente de la reforma de mínimos, reconocido sotto voce, es que no haría falta consultar al Parlamento Europeo.
El presidente de la Eurocámara, Jerzy Buzek, advirtió ayer, sin embargo, que le parece "difícil" soslayar el pronunciamiento de los europarlamentarios. "Deseamos participar en el proceso de discusión previa y en la toma de decisión llegado el caso", señaló Buzek tras reunirse con los líderes europeos.
El Parlamento también deberá pronunciarse sobre la primera parte de la reforma del Pacto, que el Consejo Europeo avalará hoy con la aprobación del informe presentado por el Grupo de Trabajo de Van Rompuy.
En este caso, París ha logrado, a través de su acuerdo bilateral con Berlín, un mayor control político de las sanciones previstas en el Pacto. A pesar de algunas declaraciones airadas en contra de ese acuerdo (por parte de Luxemburgo) ayer se acató casi sin rechistar.