"El empresario español no piensa a lo grande"
Estrena cargo en la cúpula del buscador de internet, y no se cansa de animar a los nuevos emprendedores.
Recién aterrizado de San Francisco (EE UU), sin dormir y muy cansado, participa en el Global Education Forum de la Fundación SEK, celebrado el pasado fin de semana. Desde que en 2007 se trasladara a la sede central de Google, Bernardo Hernández (Salamanca, 1971) vive entre los dos continentes. Esta vez acude a Madrid para hablar de lo que más sabe, nuevas tecnologías y espíritu emprendedor, una forma de ver la empresa que acaba de tener sus frutos en el nuevo cargo que va a estrenar en Google, el de responsable del lanzamiento de los nuevos productos. Estará así al frente del laboratorio de ideas del gigante californiano. Asegura encontrarse "muy contento" con su nueva responsabilidad.
¿Por qué no puede surgir un Google en España?
¿Quién ha dicho eso? Niego la mayor. Lo hemos visto muy de cerca en Tuenti. Si eres capaz de dar con la gente correcta, puedes conseguir lo que sea. Un Google es posible en España. Incluso Tuenti tiene la posibilidad, dotado de los recursos necesarios, de convertirse en un player mundial extraordinario. Así que, igualmente pueden surgir otros. Tuenti ha sido posible porque ha contado con el mejor talento a nivel mundial. Lo importante no es que sea en España, sino con quién lo compartes y quién es el talento que está detrás.
"El camino para salir de la crisis está en apostar por las células de innovación"
¿Cuál es el problema de la innovación española?
Por una parte, está la escasa ambición del emprendedor, que no piensa suficientemente a lo grande. Además, en España, el capital riesgo ni es capital ni es riesgo; no tiene capital suficiente ni asume riesgos.
¿España está siguiendo el camino correcto para salir de la crisis?
No. El camino correcto para salir de la crisis está en apostar por las células embrionarias de la innovación. Se debería, más que nunca, apostar por la innovación en sectores donde pudiéramos tener alguna ventaja competitiva. Y más que nunca apostar por la pequeña y mediana empresa. Pero reconozco que salir de la crisis es complicado, porque se trata en gran parte de políticas macroeconómicas. Pero yo incentivaría mucho más la innovación, la convertiría en la prioridad número uno.
Las empresas también deben tener una responsabilidad, ¿hacia donde cree que deben enfocar sus acciones?
Por supuesto que tienen responsabilidad. Cuando hablo de estos objetivos me refiero a Administraciones y a empresas. De hecho, es mucho más importante la responsabilidad de la sociedad civil que la pública, que puede ayudar, pero el sector privado tiene una responsabilidad mayor. Es precisamente en época de crisis, cuando más les puede el miedo a las empresas, menos arriesgan, menos innovan. Existe la evidencia histórica de que este periodo favorece el mejor entorno para la innovación, porque hay menos competencia para el talento, para productos, es más fácil contratar a gente por menos dinero o existe menos competencia para conseguir fondos. Si tienen vocación de futuro, ahora es cuando las empresas deberían estar innovando más.
El empresario, ¿qué parte de responsabilidad tiene de la crisis?
Ninguna. Hay que diferenciar entre la gran empresa y las pymes. Al pequeño emprendedor hay que ayudarle, porque no tiene recursos, no como la gran empresa que tiene sus millones en caja y que sigue con unos resultados sostenibles. A la pyme hay que ayudarla. Debe haber líneas de crédito blandas. Es la dinámica perversa, en época de crisis se cortan las líneas de crédito.
¿Y cómo se cambia la mentalidad del empresario para que sea más emprendedor?
Es un tema cultural. Insisto que a la pyme tradicional no se le puede pedir que innove, cuando a duras penas puede sobrevivir. Hay que reclamar esfuerzo a las Administraciones para que ayuden a las pymes.
¿Por qué no hay más emprendedores en España?
Primero, porque no hay grandes casos de éxito o modelos a seguir. También porque somos poco ambiciosos, en seguida nos conformamos con tener un sueldo, con trabajar en un banco. Por naturaleza tenemos una tendencia a la comodidad. Históricamente, ha habido un vínculo entre la necesidad y la innovación, sólo innovas cuando no tienes para comer. Un gran número de emprendedores en la historia de España innovan por la necesidad de supervivencia, como los casos de El Corte Inglés o Juan March, que lo hicieron desde el planteamiento de salir adelante para sobrevivir. En las sociedades contemporáneas, en los Estados sociales de derecho, tenemos la vida más o menos resuelta con bastante facilidad, así que encontrar la motivación es complicado, a no ser que te venga de forma cultural, con grandes aspiraciones o ambiciones como en EE UU.
¿Y eso cómo se fomenta?
Promocionando mucho más al emprendedor y enseñando que crear algo desde cero es maravilloso, además de la libertad que supone emprender.
¿Cuál debería ser el papel de la universidad?
El de fomentar la innovación. Pero en un país como España, ya tiene suficiente con reinventarse a sí misma, buscando sus propios modelos de educación, como para pedirle que además sea un motor de innovación como EE UU.
"Me arrepiento de dejar amistades en el camino"
Además de ser el español con el cargo directivo más alto en Google, Hernández tiene un pasado como emprendedor. Echa la vista atrás y de todas las empresas que ha fundado opina que "son como hijos", no puede elegir ninguna: "Idealista fue la primera, Tuenti ha sido la más grande, Flores Frescas es la más pequeñita, la que más me gusta, Step One es en la que más creo". Pero también tiene tiempo para la culpa: "Me arrepiento de no haber sabido más. He dejado en el camino muchas cosas, amistades y tiempo. No sé si se podría haber hecho de otra manera. Creo que la propia naturaleza del emprendedor conlleva una fricción de egos que hace necesario los costes personales. Me arrepiento de no saber emprender de una manera sin tanto desgaste personal. Cuando luchas por algo hay que pelear".