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Columna
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El impuesto a la banca británica

La tasa de Gran Bretaña es menos onerosa de lo que se temía. El Gobierno ha establecido los detalles del funcionamiento del gravamen sobre los resultados globales de los bancos locales y extranjeros que operen en Reino Unido. También ha confirmado que espera recaudar un tope de 2.500 millones de libras anuales. Pero ha dejado fuera un detalle clave: la tasa real que los bancos van a pagar. La banca había anticipado un impuesto de 7 puntos básicos sobre los pasivos con vencimiento en menos de un año y medio que sobre la tasa de financiación a largo plazo (después de deducir el capital Tier 1, los depósitos asegurados y otras financiaciones menos frívolas).

Los activos totales de los bancos en Reino Unido a principios de 2009 se situaban en cerca de 11.200 billones de libras, según la Financial Services Authority. Con probablemente 5.900 millones de libras de pasivos, los ingresos habrían sido de alrededor de 3.800 millones de libras al año. Esto no incluye los pasivos de los bancos británicos en el extranjero.

Como el impuesto sólo se aplica a los bancos con activos de más de 20.000 millones, los ingresos reales serían menores.

El tope debe tener el efecto de bajar la tasa impositiva. Si el gravamen se aplica a toda la industria, el límite puede ser de fácil alcance, incluso si la tasa se redujera en el corto plazo a 5 puntos básicos, con 2,5 puntos para los pasivos a largo plazo.

Para los bancos individuales, esto sería un alivio. Por ejemplo, se reduciría la contribución del Royal Bank of Scotland de 100 millones de libras al año a 240 millones, según cálculos de Reuters. Pero el alivio sería temporal. Ahora que se ha establecido el principio de imposición de los pasivos bancarios, el Gobierno siempre puede elevar la tasa.

George Hay

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