Light no es suficiente
Seguramente, sobre todo si tienen hijos, habrán escuchado la polémica suscitada a raíz de la prohibición de la bollería y ciertos refrescos en los colegios e institutos. El origen de esta controversia se halla en el anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 3 de septiembre.
A través de dicha medida se persigue, entre otros aspectos, obligar a las industrias a utilizar tecnologías e ingredientes para que minimicen el contenido de grasas trans en la cadena alimentaria. También se prohíbe la venta de alimentos y bebidas que no cumplan con una serie de requisitos nutricionales que se establecerán por parte de expertos en nutrición durante el desarrollo del proyecto de ley.
Desde hace años, existe un compromiso de autorregulación del sector de las máquinas expendedoras para reducir la presencia de estos productos en los colegios, lo que ha supuesto la práctica desaparición de los refrescos, pero no de la bollería, que ahora pasa al primer plano de la polémica.
Entre las voces críticas ante este anteproyecto se encuentran representantes de las compañías afectadas así como algunos médicos, quienes consideran que la iniciativa es inútil a la hora de combatir la mala alimentación de los menores y defienden que la obesidad infantil está causada por múltiples factores.
Asimismo, la crítica al ministerio recae en las observaciones de fondo realizadas desde estas organizaciones y demandan un mayor consenso para aprobar dicha ley.
A ello se añade que las compañías afectadas tendrían especiales dificultades para abordar las modificaciones exigidas en los procesos de producción con los nubarrones de la crisis pendiendo todavía sobre sus cabezas.
No cabe duda de que la naturaleza de la medida se nos antoja positiva. Pero, ¿había indicios en el comportamiento de que esto terminaría ocurriendo? Es indudable que sí, porque hace mucho tiempo que las empresas de bollería industrial y bebidas comenzaron a sacar al mercado productos light. Pero no es suficiente porque las llamadas versiones ligeras no son aptas para un consumo diario. Conclusión: consumo responsable.
La concienciación del Gobierno con lo que muchos han denominado los grandes males del siglo XXI, como por ejemplo la obesidad, reaviva el debate nutricional entre grandes compañías, médicos y consumidores.
La discusión entre alimentos sanos y atractivos vuelve a estar servida. Esperamos que entre todos seamos capaces de encontrar el equilibrio y sepamos transmitirlo a futuras generaciones.
Ángel Bonet. Socio y director del Área Health de Daemon Quest