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Tribuna
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'It's the economy'

Técnicamente en España hemos salido de la recesión pero no de la crisis. Una primera reflexión que debemos realizar es precisamente ¿qué significa salir de la crisis? Si consiste en una vuelta a la senda de crecimiento y cifras macro de 2007 nos llevará bastante tiempo aún. Parece claro que hemos tocado fondo, pero esto no es suficiente. Por lo tanto el debate debiera centrase en ¿por dónde saldremos y cómo? Y no solamente cuándo. Hay toda una serie de consideraciones sobre la representación alfabética de la crisis, en V, W, L… pero creo que la más acertada es una que vi, hace ya un tiempo, y que definía como una crisis VLR (very long recovery).

Me voy a centrar en el verdadero y más efectivo motor de recuperación, el consumo, tanto externo como interno. Tradicionalmente empezaríamos por una devaluación para hacer más competitivas nuestras exportaciones, creando así más inversión y empleo, que acabarían redundando en una mayor confianza que facilitaría también el consumo interno y la inversión productiva, lo que en definitiva haría crecer nuestro PIB. Desgraciada, o afortunadamente, esto ya no es posible por lo que España debe ir por vías nuevas, más largas pero con más fondo estructural.

La única respuesta posible es incrementar nuestra competitividad por la vía de una mayor productividad y una política de austeridad. Un cambio pragmático centrado en la economía y no tanto en la ideología. Como dijo el presidente Bill Clinton, antes de serlo, It's the economy, stupid.

Todo lo que suponga mejorar nuestra cuota de mercado en el comercio internacional debería ser el objetivo prioritario de nuestros gobernantes y directivos. Promover la presencia de nuestros productos y servicios en el exterior así como impulsar nuestro tradicional motor del turismo. En el plano interior se debe mejorar la confianza de los hogares para trasladar ahorro hacia el consumo, esto sólo se conseguirá si creamos un mercado de trabajo más flexible que permita la generación de empleo y la reconversión funcional hacia puestos de mayor valor añadido. Este proceso también facilitará la selección natural de las mejores empresas. Aquellas que sepan mantener e incrementar el número de clientes en esta dura travesía saldrán sin duda reforzadas de esta difícil situación. El que no se mueva no saldrá en la foto.

No es una tarea fácil ni debemos esperar a que el crecimiento de otras economías tiren de la nuestra. Debemos comenzar a tirar de nuestro propio carro y tenemos motores para hacerlo, sólo falta más voluntad política para crear un proyecto real que genere ilusión y confianza.

Javier Ibarra. Director general de Travel Club

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