Ferran Adrià lanza en EE UU la nueva campaña de turismo de España
El cocinero se convierte en embajador de la imagen del país.
Ferran Adrià presentó ayer en Nueva York la última campaña de turismo internacional de España, una promoción que ha convertido a la cultura gastronómica en uno de los activos con lo que atraer a los turistas. La campaña se lanzó en una primera fase en abril, con anuncios de televisión dirigidos por Julio Medem, y se ha visto continuada por otra oleada online y una última a través de los medios sociales que empezará en cuatro meses.
El cocinero, es una de las figuras españolas más conocidas en EE UU, junto con los actores Penélope Cruz y Javier Bardem, y su figura se considera fundamental para atraer a un turista, el estadounidense, que gasta el doble que el resto de los extranjeros que viajan a España. "Tenemos 1,1 millones de visitantes de EE UU, y es una cifra que está estancada desde hace años", explicó ayer en la presentación Enrique Ruiz de Lera, director de marca y marketing de Turismo. Ruiz de Lera explicó que tanto EE UU como Asia son los dos mercados en los que se quiere incidir con más fuerza en la campaña. En el segundo caso porque se tiene que empezar a trabajar un mercado en crecimiento.
Además de Adrià participan en esta campaña como embajadores los cocineros, Andoni Luis Aduriz, Martín Berasategui y Pedro Subijana. A este plantel se le ha añadido la selección española de fútbol, la de baloncesto y algunas figuras del motociclismo. Los embajadores del turismo, como Adrià, no cobran por ello, según Ruiz de Lera. La campaña tiene un presupuesto anual de 40 millones de euros que se eleva a 73 millones uniendo el marketing.
Adrià dijo que gracias a la comida de vanguardia y a la tradicional tan diversa que tiene España se puede volver a hasta cinco veces al país y tener siempre una experiencia distinta. El cocinero explicó que si pudiera atender a los tres millones de personas que quieren pasar por El Bulli estaría generando unos 6.000 millones de euros para la economía. Es algo que no puede hacer, menos ahora que lo ha cerrado, e instó a que se trabaje en el turismo gastronómico con restaurantes y bares de tapas para recoger y poder vender calidad a precio razonable.
"Necesitamos educación empresarial"
La alta cocina tiene unos costes muy elevados que la hacen imposible incluso para el público minoritario. Según dijo Adrià, "sería como si 50 personas vieran una obra de teatro en Broadway en la que participaran 70 actores. ¿Cuánto tiene que costar la entrada?". El papel de la alta cocina como la suya es la de "generar pasión" y que cada vez haya más gente con interés por ella y por abrir negocios que hagan calidad a precios competitivos.El cocinero, no obstante reconoció que la pasión no basta y que se necesita inversores "algo que hemos de aprender de EE UU". "También necesitamos educación empresarial". Adrià reconoció que él mismo carece de esta formación y cree que debe enseñarse en las escuelas. "En las gastronómicas ya se enseña a preparar presupuestos y esto es esencial".