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Aunque "puede hacer algún bien"

'The Economist' cree que la reforma laboral española está "muy por debajo" de lo necesario

El semanario británico 'The Economist' considera que la reforma laboral aprobada en España está "muy por debajo" de lo que era necesario para hacer frente a los problemas del mercado laboral español y subraya que los beneficios que genere dependerán de la voluntad del Gobierno para promoverla.

En concreto, 'The Economist' utiliza la comparación entre la economía española y la selección nacional de fútbol y apunta que, cuando España ganó el Mundial de Sudáfrica en el mes de julio, confirmó su reputación de equipo que juega un "fútbol fluido y eficiente". En cambio, añade que ojalá la economía del país hubiera funcionado "así de bien".

El semanario señala que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) es "lento", así como que una quinta parte de la población activa está desempleada. Culpa de gran parte de esta situación a dos características del mercado laboral: el alto coste del despedido de los trabajadores indefinidos y un sistema salarial que obliga a las empresas a someterse a los acuerdos salariales alcanzados para todo el sector.

"El pasado 16 de junio, el día en que España jugó su primer partido del Mundial de Fútbol, el Gobierno dio a conocer sus planes para curar estas enfermedades. El proyecto de reforma, aprobado por el Congreso el 9 de septiembre, está muy por debajo de lo que era necesario, pero, no obstante, puede hacer algún bien", remarca.

Sin embargo, 'The Economist' remarca que esto dependerá de lo activo que sea el Gobierno a la hora de promover la reforma y señala que una "gran preocupación" es que el Ministerio de Trabajo parece estar tan afianzado al ''status quo'' como sindicatos y organizaciones empresariales. Además, señala que, aunque se materialice este apoyo gubernamental, pocos economistas creen que la tasa de desempleo en España descienda de forma importante.

Por ello, considera que un descenso en la proporción de los empleos temporales entre la población activa y un menor crecimiento de los salarios en respuesta al elevado desempleo serían "signos prometedores" de que la reforma está funcionando.

Pese a todo considera que, dado que hace sólo un año cualquier posibilidad de reforma parecía completamente remota, aunque ésta haya sido leve, ha sido acogida con "alivio". "Sin embargo, aún le queda mucho para equipararse a su selección de fútbol", apostilla.

En esta línea, señala que la efectividad de la nueva normativa también dependerá de como sea interpretada. "Podría llevar años clarificar sobre qué circunstancias las empresas pueden despedir a trabajadores y pagarles sólo 20 días de compensación", señala el analista de London School of Economics Luis Garicano.

En este sentido, recuerda que la justicia española tiene una "mala opinión" de las empresas que recortan puestos de trabajos y alerta de que las compañías tendrán dificultades para convencer a los trabajadores de que acepten salarios más bajos de los recogidos por los acuerdos salariales, ya que muchos trabajadores podrían preferir el despido, dado que las bonificaciones por desempleo es España "son bastante generosas y se pagan durante un largo periodo de tiempo".

Reforma tardía

Por otro lado, 'The Economist' subraya que estos cambios llegan "con retraso", porque dado lo caro que era despedir a los trabajadores, la empresas se han mostrado reticentes a contratarlos.

Así recuerda, que en 1994, se aprobaron medidas para promover el empleo mediante el fomento de los contratos temporales, que se tradujeron en un fuerte aumento de las cifras. Sin embargo, muy pocos se convirtieron en empleos "protegidos" y la mayoría fueron despedidos al finalizar sus contratos. Además, añade que la alta rotación entre los trabajadores temporales, principalmente jóvenes, mujeres e inmigrantes, hace que las empresas tengan pocos incentivos para formales.

El semanario cree que esta situación ha fomentado el trabajo de baja cualificación en el país y señala que el impacto en la productividad de España se ha visto además agravado por la rigidez de las normas salariales. De hecho, recuerda que los salarios aumentaron el pasado año un 3% pese a la debilidad de la economía.

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