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Tribuna
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Recuperar la confianza

Los Presupuestos Generales del Estado de 2011 ya están en el Congreso de los Diputados para iniciar su tramitación parlamentaria. El año pasado, más o menos por estas fechas, presentábamos al Parlamento unas cuentas públicas cuyo principal objetivo era avanzar en el camino de la recuperación económica tras un periodo de depresión generalizada que alcanzó a las principales economías del planeta. Hoy, los datos macroeconómicos disponibles nos permiten ser moderadamente optimistas a este respecto, siendo, a la vez, plenamente conscientes de que continuamos viviendo una situación económica muy complicada y de que debemos seguir trabajando para consolidar la recuperación y alcanzar una senda de crecimiento sostenible.

Tal y como se refleja en el cuadro macroeconómico que sustenta los Presupuestos, en 2011 dejaremos atrás dos años de recesión económica. Para conseguirlo ha resultado esencial recuperar la confianza de los agentes económicos y de los mercados en la economía española, singularmente tras las fuertes turbulencias que sacudieron los mercados de deuda el pasado mes de mayo. Y para recuperar esa confianza ha sido igualmente decisiva la firmeza del Gobierno a la hora de poner en marcha un ambicioso programa de reformas estructurales en los ámbitos económico, financiero y laboral; y a la hora, también, de adoptar las medidas de ajuste necesarias para reducir nuestro déficit público, por duras que éstas fueran.

La consolidación fiscal y la mejora de la competitividad son los dos ejes que vertebran las cuentas públicas del Estado de cara a 2011. Tras los acontecimientos del pasado mes de mayo ya no existe ninguna duda de que la reducción del déficit público es el principal reto que enfrentamos las economías desarrolladas. El Gobierno ha dado ya pasos decididos en este sentido, como el paquete de medidas extraordinarias de reducción del gasto público, aprobado por Consejo de Ministros el pasado 20 de mayo y que permitirá reducir en 15.000 millones de euros el gasto de las Administraciones Públicas entre 2010 y 2011; o como el Plan de Revisión del Gasto de la Administración General del Estado para el periodo 2011-2013, que supondrá un recorte del gasto de 23.000 millones de euros. La aplicación de las medidas contenidas en estos programas nos permitirá reducir el déficit del Estado en 1,9 puntos del PIB durante el año 2011, contribuyendo así al objetivo de cerrar el año con un déficit del 6% del PIB en todas las Administraciones Públicas, según se fija en la senda de consolidación fiscal aprobada por el Parlamento dentro del Objetivo de Estabilidad Presupuestaria.

Las cuentas de 2011 suponen, desde esta perspectiva, un esfuerzo sin precedentes en la reasignación de los recursos de la Administración del Estado. El gasto público retrocederá un 7,9%, los créditos de los ministerios se han recortado un 15,6% de media y los gastos de funcionamiento, excluido el efecto coyuntural de las convocatorias electorales, se han ajustado un 6,7%.

Este esfuerzo de reasignación y eficiencia nos ha permitido liberar recursos para preservar aquellas actuaciones más eficientes en la consecución de sus fines y más útiles a la hora de impulsar el cambio de modelo productivo. En este sentido, el gasto en actuaciones directas en I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación se ajusta mínimamente -apenas un 1,6%- y la inversión, pese al evidente e importante recorte que experimentará el próximo año, sigue muy por encima de la media histórica y del esfuerzo inversor público de los países de nuestro entorno.

Los Presupuestos de 2011 incluyen, asimismo, algunas modificaciones fiscales que tendrán un efecto recaudatorio reducido, pero que contribuirán a mejorar la equidad del sistema y a reorientar nuestro modelo productivo. Ya he expresado en diversas ocasiones mi convicción de que el ajuste que tenemos que afrontar para cumplir el objetivo de reducir el déficit hasta el 3% del PIB en 2013 debe realizarse principalmente por el lado del gasto, sin realizar grandes modificaciones en el marco fiscal, que podrían resultar contraproducentes en un momento tan incipiente de nuestra recuperación económica.

Los Presupuestos de 2011 subrayan, en fin, el compromiso del Gobierno español con el cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit adquiridos en mayo. Pero también con las reformas económicas, ineludibles para mejorar la competitividad y el potencial de crecimiento de la economía. Esta es la mejor vía, seguramente la única, para proteger al país de una situación todavía muy inestable y volátil en los mercados internacionales.

Carlos Ocaña. Secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos

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