Cuentas en busca de crédito
Economía sitúa la reducción del déficit como "prioridad absoluta" mientras el Gobierno pasa deprisa la página de la huelga general.
Después de librar con sus compañeros de Gabinete la molesta batalla de introducir la tijera en numerosas partidas de gasto y recortar un 15,6% de media el presupuesto de los Ministerios, a Elena Salgado le corresponde ahora aprobar una signatura mucho más dura y resbaladiza: convencer a los mercados de que los Presupuestos que ayer presentó en el Congreso de los Diputados son fiables y se pueden cumplir. Afronta este examen con el viento otoñal en contra: servicios de estudios de bancos y cajas, organismos internacionales y expertos independientes cuestionan que la economía española pueda crecer el año que viene el 1,3%, dudan que los ingresos impositivos aumenten un 6% e, incluso, que la tasa de paro se frene en el 19,3% previsto por el Gobierno. Los partidos de la oposición tampoco comparten el optimismo que se respira sobre el papel en los despachos de Alcalá, 9. El PP opinó ayer por boca de Cristóbal Montoro, que, lejos de la austeridad que predica el Gobierno, se ha limitado a abrir hueco para los intereses de la deuda: 27.000 millones de euros.
Elena Salgado tampoco ha hecho esta vez amigos a su izquierda. El diputado Gaspar Llamazares, por ejemplo, puso ayer el dedo en la llaga que tanto escuece a los sindicatos: hay merma del gasto social, las inversiones en infraestructuras sufrirán un recorte cercano al 30%, los 43.000 empleos que se propone crear el Gobierno le suenan a música celestial y los retoques fiscales, focalizados en las rentas más altas que declaran IRPF, le parecen puro "maquillaje".
Como Dios aprieta, pero no ahoga, la vicepresidenta económica ya tiene garantizado el respaldo presupuestario del PNV y de Coalición Canaria, partidos que prefieren hacer una lectura más bien doméstica sobre el interés que para ellos suscitan las cuentas públicas del año que viene, una especie de salvoconducto que le permitirá a José Luis Rodríguez Zapatero apurar la legislatura y llegar a 2012.
Estos Presupuestos tampoco le servirán al Gobierno para recomponer lo que en La Moncloa se denomina la "base social" que nutre al PSOE. Salgado dijo ayer que un proyecto de ley de esta naturaleza nunca se ha negociado con los sindicatos, algo por otra parte incierto, y que el diálogo, de entablarse, tendrá un carácter exclusivamente pedagógico. Esta declaración de la vicepresidenta tiene enjundia porque se produce sólo 24 horas después de la huelga general y a los pocos días de que Zapatero informara a la ejecutiva de su partido que iba a aprovechar el trámite presupuestario para recuperar el diálogo con UGT y Comisiones. La confesión de Salgado evidencia que el Gobierno ha interiorizado que la protesta del miércoles ha resultado un fracaso para los sindicatos, aunque el presidente quiera ayudarles a digerirlo.
Ninguna de las grandes partidas de ingresos y gastos que ayer explicó la vicepresidenta en el Congreso satisfacen las demandas que llevaron a Cándido Méndez (UGT) y a Ignacio Fernández Toxo (CC OO) a convocar la huelga. Si fuera verdad que el Gobierno se encuentra entre la espada y la pared, como dijo Méndez en su proclama final, es obvio que Zapatero se ha decantado por prevenir la amenaza latente de los mercados aun a costa de que le sepulte el muro electoral al que se subió en 2004 y 2008. Bajo la premisa de que la reducción del déficit hasta el 6% en 2011 es la "prioridad absoluta", la vicepresidenta señaló que la consolidación fiscal resulta inaplazable para evitar la vulnerabilidad de la economía en los mercados de deuda.
Castigo de la agencia Moody's
La volatilidad de los mercados se sigue en La Moncloa en tiempo real y la evidencia de que esta preocupación no ha desaparecido es el tiempo que la propia Salgado dedicó ayer a comentar el último castigo de Moody's a la calificación de la deuda española. Salgado relativizó la importancia de bajar un escalón cuando la escalera tiene 21, pero no descartó que vuelva a descargar la tormenta si Irlanda, por culpa del desplome del Anglo Irish Bank, se mete en el mismo saco que hace meses ocupó Grecia y termina contaminando a aquellos países donde no hay todavía indicios claros de recuperación. Si esto sucediera, añadió, el chaparrón sería temporal y escamparía cuando volvieran a surgir los fundamentales.
Con un Gobierno obsesionado casi en exclusiva por tomar la tensión a los mercados, una oposición varada en la descalificación total de la política económica y unos socios parlamentarios que sólo se miran al ombligo, el diálogo de sordos está garantizado.
Las previsiones
1. Crecimiento del 1,3%. Economía cree posible alcanzarlo gracias, sobre todo, al repunte del consumo derivado de las altas tasas de ahorro y al mejor comportamiento del sector exterior y la inversión privada. El consenso de la mayoría de los organismos se sitúa entre el 0,4 y el 0,8%.2. Los ingresos aumentarán un 6,2%. Según las previsiones presupuestarias, rozarán los 165.000 millones de euros. La recaudación por IVA, con un crecimiento superior al 32%, compensaría la caída del impuesto sobre sociedades.3. El gasto estatal se reduce el 7,9%. El montante global de gasto no financiero suma 122.022 millones de euros. Los intereses de la deuda absorben casi el 9% del gasto consolidado.4. La inversión en infraestructuras cae el 29,6% y, según el Gobierno, será compensada con planes de obras público-privadas. También se agilizarán las licitaciones.