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Secretos de despacho

Sobriedad como en la empresa

Manuel Escudero disfruta de un espacio sin lujos en Deusto, pero con vistas exclusivas.

A falta de un despacho, Manuel Escudero tiene dos. No es un afán del director general de Deusto Business School por coleccionar estancias donde trabajar, sino más bien porque la escuela de negocios dependiente de la Universidad de Deusto de la que es responsable tiene campus en San Sebastián y Bilbao. En el que se ubica en la capital vizcaína, Manuel Escudero (San Sebastián, 1946) se desenvuelve de lunes a miércoles. El resto de la semana lo hace en su ciudad natal.

"Más que un despacho es un cuartel general", asegura Escudero. No parece, en cualquier caso, un lugar castrense. La sobria dependencia, donde predominan el blanco y el negro, está llena de luz y con unas vistas que invitan a la oxigenación. Situado en la última planta de un edificio diseñado por Rafael Moneo denominado CRAI, y que acoge también a la biblioteca de la institución universitaria propiedad de los jesuitas, se percibe cultura, educación, empresa y finanzas. Desde su ventana se divisa la Universidad de Deusto, el Museo Guggenheim y la ría, la arteria fluvial que convirtió a Bilbao en una villa pujante y sirvió para dinamizar la economía y la industria vizcaína. Al lado del inmueble, otra obra emblemática, el Paraninfo de la Universidad Pública Vasca, cedida por la entidad de ahorro BBK y creada por el arquitecto portugués Álvaro Siza. Un poco más atrás la Torre de Iberdrola, futura sede social de la multinacional eléctrica. Se supone, en principio, que es el lugar ideal para "reinventar" el sector de las escuelas de negocios, uno de los objetivos que se han marcado Manuel Escudero y su equipo desde su llegada, en abril pasado, a Deusto Business School.

Conectado con el mundo

Uno de los elementos que destaca es su ordenador. Le sirve para estar conectado con el mundo, un férreo vínculo dado su amplio historial laboral que le ha llevado a ejercer su profesión por varios países y en la ONU, donde no abandonará su papel de asesor especial del Pacto Mundial. También resalta el panel y el cuaderno gigante que cuelga de él, donde suele plasmar las pautas que posteriormente llegan a sus colaboradores. Una mesa redonda con sus sillas, situada junto a la ventana, y varias pequeñas estanterías completan su despacho. En estas últimas descansa, entre otros libros de consulta, uno de 1959 escrito por Frank C. Piersony titulado Education American Bussinessman, donde se hace la primera reflexión "en profundidad" sobre cómo orientar las escuelas de negocios.

Convencido "ahora más que nunca de la necesidad de innovar", pretende dar una vuelta de tuerca a la Deusto Business School con el reto de convertirla en uno de líderes en el mundo de la educación de negocios. Se creó en 2008, pero sus cimientos se pusieron hace casi 100 años, cuando el área de administración y dirección de empresas de la Universidad de Deusto comenzó a formar líderes empresariales y situarse, tras Harvard, como la segunda escuela del mundo en este campo. A su cargo están 200 profesores e investigadores, 270 educadores visitantes y más de 1.000 participantes anuales en sus másteres, programas abiertos y programas In-Company, todo ello con un presupuesto que ronda los 15 millones de euros.

Licenciado en la ESTE de San Sebastián y con un máster en la London School of Economics, donde también se doctoró, Escudero basa su ideario en la "construcción de un equipazo" para ser una referencia "no sólo en grados o licenciaturas, sino también en la formación de directivos" en España y en el exterior. Incide en este último capítulo porque el poder en la empresa implica "mayor responsabilidad". "Los estudiantes aprenderán filosofía aplicada y con mentalidad crítica en un entorno como el de los negocios, donde hay una gran incertidumbre", asegura.

Tiene sus propias recetas, pero reconoce que en España "somos afortunados" por contar con escuelas como Esade y el IESE. "La competencia interna nos obliga a ser mejores", sentencia Manuel Escudero.

Amor por la familia y San Sebastián

La familia y San Sebastián, su ciudad de nacimiento, donde vive y a la que adora, ocupan un lugar preponderante en el despacho del responsable de Deusto Business School. Estas dos grandes pasiones se reflejan en una foto suya, en la que aparece escoltado por sus tres hijos y con una instantánea antigua del puente de La Zurriola de la capital guipuzcoana presidiendo el lugar. Se entusiasma cuando habla del Camino de Santiago, de ópera o de ballet.Dos cuadros en su estancia de trabajo delatan su afición al arte. Sólo dos, porque el resto duerme en el guardamuebles de su apartamento alquilado en Nueva York, donde ha ejercido, entre otros cargos, el de director ejecutivo del Centro de Investigación para el Global Compact de la State University de la metrópolis norteamericana. En uno de los lienzos de su despacho, obra de Eduardo Chillida hijo, aparece de nuevo San Sebastián con una vista de La Concha. A su lado, una realización de Josep Guinovart, pintor catalán fallecido en 2007 que reflejó en sus frescos la luz del Mediterráneo. Su colección atesora creaciones de Juan Genovés o Alfonso Albacete, entre otros.

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