Los molinos arrancan su ofensiva en el mar europeo
La energía eólica marina se consolida en Europa. Las grandes del sector auguran un crecimiento del 30% en los próximos cinco años, en comparación con el 10% que estiman subirá la eólica tradicional.
El dios Eolo quiere abrirse paso en los mares de Europa. La pugna abierta por el futuro energético entre los combustibles fósiles y las fuentes de energía renovable tiene en la eólica marina un nuevo guerrero dispuesto a jugar su mejor carta: la estabilidad del viento en el mar.
Sin la interferencia de bosques ni de núcleos de población, las enormes aspas blancas de los molinos de viento generan en el mar más energía eléctrica. Dinamarca lo tuvo claro ya en 1991, cuando inauguró el primer prototipo de parque eólico offshore, como se conoce la eólica marina en la jerga del sector.
Una década después, en 2001, abrió el primer parque comercial de 40 megavatios (MW) en el mar del Norte.
Desde entonces, otros nueve países se han sumado a este nuevo tren, empujado por el cambio climático y los planes de la Unión Europea de alcanzar el 20% de energías renovables en 2020. Según la patronal europea, las inversiones alcanzarán 16.500 millones de euros en 2030.
La alemana Siemens y la danesa Vestas lideran esta creciente industria, cuyo hermano mayor, la eólica terrestre, marcó en 2009 su mejor año por los fuertes temporales, que agitaron los molinos hasta generar cerca del 40% de la energía eléctrica en Europa.
Reino Unido ha tomado el relevo a Dinamarca, que hasta ahora aglutinaba el grueso de molinos sobre el mar y el máximo de potencia instalada.
El parque Horns Rev II, en el mar del Norte, tiene una capacidad de 209 MW y está operativo desde septiembre de 2009. A una distancia de 30 kilómetros de la costa, los enormes molinos abastecen el 2% de la demanda eléctrica danesa.
Esta superlativa granja marina era la más grande de Europa hasta hoy mismo, cuando Reino Unido inaugura ante su costa del mar del Norte, frente a la localidad de Thanet, 100 turbinas de 300 MW de potencia que producirán energía eléctrica para abastecer a 200.000 hogares.
Reino Unido vive un momento de euforia renovable, gracias en parte a la eólica marina. Hoy, este país es "de lejos el primer mercado offshore", explica Jens-Peter Saul, presidente de la división Wind Power de Siemens.
La compañía suministrará las 100 turbinas que llenarán el parque eólico de Greater Gabbard y que será el más grande del mundo, con 500 MW de potencia. Iberdrola Renovables también se ha hecho un hueco en el mercado británico. La compañía se ha adjudicado 7.200 MW en el concurso de este país en consorcio con Vattenfall.
El sector se ha concienciado de que la eólica offshore es una carrera de fondo. Se trata de un campo que ya de por sí requiere gran inversión en I+D, pero que resulta aún más caro, hasta un 40% más, al trasladarlo a los mares, según estiman las compañías del sector.
La horquilla más alta de gasto es para las turbinas flotantes, idóneas para países como España. Pese a que el mapa eólico ya está acotado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, el desarrollo de esta industria en nuestro país debe salvar un importante escollo. El fondo marino alcanza grandes profundidades muy cerca de la costa, lo que dificulta la fijación de los pilones. Siemens tiene desarrollado un prototipo de turbina flotante, creada en colaboración con StatoilHydro e instalada en aguas profundas frente a las aguas de Noruega.
Pese a que este tipo de turbinas son un 50% más caras que las fijadas al fondo marino, tienen la ventaja de que anulan el impacto visual, y con él el rechazo del sector pesquero y turístico, que ya se han mostrado en varias ocasiones en contra de los molinos en el mar por temor a perder actividad. Las turbinas flotantes permiten además alcanzar mayor potencia de producción.
Hasta que el Mediterráneo se siembre de molinos de viento, su homólogo del Norte lidera una industria que podría empujar a la creación de un mercado eléctrico único europeo.
Red eléctrica común
Varios países de estas aguas han empezado a reflexionar de forma conjunta sobre la creación de una red eléctrica común que integre la eólica marina. Tras Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica, Escocia y Dinamarca, que ya tienen molinos en marcha, Francia será el siguiente país que se sume a este mercado. El Gobierno de Nicolas Sarkozy tiene previsto sacar a concurso la construcción de 600 molinos marinos en las costas francesas, con una inversión de 10.000 millones de euros para una potencia de 3.000 MW.
El anuncio de Sarkozy ya empieza a levantar voces en contra, por apostar en pleno contexto de crisis por una tecnología emergente que necesita gran carga de inversión pública.
La misma presión presupuestaria y recaudatoria ha empujado a Alemania a prolongar la vida útil de sus centrales nucleares. El Gobierno de Angela Merkel quiere retrasar así la desconexión nuclear de 2022 hasta el año 2044, y financiar con los impuestos de estas centrales la inversión en energías renovables. La medida ha sacado a la calle a miles de personas contra la apuesta por la energía atómica.
De puerto pesquero a exportador de viento
El puerto danés de Esbjerg, al noroeste del país, es el principal punto de salida de las turbinas eólicas marinas hacia Reino Unido. En este momento, la empresa municipal alberga material de Siemens y de Vestas, que dichas compañías destinan a sus mercados en Reino Unido.Este puerto pesquero, uno de los más importantes de Europa, reconvirtió su actividad en 1995, ante la caída del mercado y del transporte agrícola. La apuesta por la energía eólica marina ha podido reciclar a sus trabajadores. "Nuestra capacidad de adaptación ha sido nuestra ventaja", explican desde la compañía municipal. La industria eólica es para Esbjerg "un gran mercado, con mucho potencial", añaden desde la empresa.El puerto prepara una ampliación para adaptarse a la creciente industria del viento, que tiene en Reino Unido su principal cliente en Europa.