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Lealtad, 1

La presión que siempre estuvo ahí

E l descreimiento del mercado sobre la capacidad de algunos Estados para hacer frente al pago de su deuda pública no quedó ni mucho menos erradicado con el rescate de Grecia. España ha conseguido desmarcarse del grupo de los más cuestionados y la presión sobre la deuda soberana de los países de la Europa periférica se traslada ahora con toda su virulencia hacia Irlanda y Portugal, al margen de que los ánimos nunca terminaran de rebajarse respecto a Grecia.

La prima de riesgo de la deuda lusa e irlandesa renueva día tras días niveles récord y el rendimiento del bono a diez años de ambos países se ha disparado a cotas incluso superiores a las de las jornadas más crudas del mes de mayo, cuando se temía la peor de las hipótesis, una suspensión de pagos de Grecia. Así, la preocupación de entonces se extiende hasta hoy y la noticia de que las agencias Fitch y Moody's han concedido el máximo rating al Fondo de Estabilidad Financiera, creado expresamente en mayo para el rescate de Grecia, pasaba ayer completamente inadvertida. El bono luso e irlandés cotiza ya muy por encima del 5% al que ese fondo ha financiado a Grecia.

Los grandes inversores parecen recordar ahora que España no era el único país con un elevado endeudamiento y un mercado inmobiliario quebrado. Pero llama la atención que no haya reparado hasta ahora en que Irlanda cerrará este año con un déficit del 12% o un ratio de deuda sobre PIB del 88%, cifras ambas que arrojan una comparativa desfavorable frente a España, por no hablar de que el sistema financiero salió peor parado que el español en los test de estrés. Cuando la tormenta se cebaba con la deuda española, muchos volvían la vista hacia los rápidos y severos planes de ajuste que había anunciado la entonces previsora Irlanda. Pero ha sido sólo cuestión de un poco más de tiempo que las debilidades salgan a la luz, con toda la crudeza que impone un mercado con cada vez menos frentes en los que hacer dinero.

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