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Secretos de despacho

De una idea en el MBA a Crio-Cord

Guillermo Muñoz dirige "con buen rollo" la empresa de criogenización

Si alguien ha sacado partido a una lluvia de ideas en un MBA es Guillermo Muñoz (Madrid, 1970), director general de Crio-Cord, empresa de conservación de las células madre del cordón umbilical. Es el ejemplo de que de una escuela de negocios puede salir una empresa y, además, innovadora.

Muñoz cuenta que para su proyecto fin de máster en el IE Business School en 2002, las cuatro personas que conformaban su grupo decidieron presentar un plan de negocio para una empresa de criogenización de sangre de cordón umbilical. Pero no quedó ahí la historia, sino que optaron por seguir adelante. "Fui a ver a Keith Harsman, el descubridor del gen responsable del cáncer de mama, y me dijo que era una idea muy lógica, que incluso él ya lo había hecho con sus hijos". Así que aquello fue el impulso que necesitaban.

Al final, ocho socios comenzaron el proyecto, los cuatro del brainstorming más otros del mundo médico. "No es que empezáramos en un garaje como Apple, pero sí en un despachito yo solo", relata. 100.000 euros fue el capital inicial de los fundadores, con la idea de instalar un laboratorio de criogenización en España. Pero la ley se lo impidió. "Viajé por toda Europa buscando un laboratorio, hasta que al final nos decidimos por uno de Bélgica que nos daba las garantías", cuenta. Y no le salió tan mal la jugada, porque de un proyecto de máster, al final, los socios acabaron vendiendo por una suma millonaria el 100% de la firma al laboratorio belga-holandés Crio-Save.

"Viajé por toda Europa buscando un laboratorio, hasta que nos decidimos por uno belga que nos daba garantías"

De hecho, esta empresa es ahora dueña de Crio-Cord, pero Muñoz continúa como director general. "Hay cierta presión por un control de los resultados, pero nos dejan bastante libertad", reconoce. "Como hemos tenido buenos resultados nos dan bastante autonomía". æpermil;l sí que viaja una vez al mes, al menos, a la casa matriz.

Su horario de trabajo suele ser de 9 a 19 horas, pero admite que cuando acuesta a sus hijos, se conecta al ordenador para seguir trabajando. "Soy muy metomentodo: los dossieres, las vacaciones, las visitas de los médicos...", confiesa. Incluso está detrás de un librito, que presentan este lunes, de Antonio Mingote y Alfonso Ussía sobre el uso de las células del cordón.

Insistente debe ser, porque de haberse formado como ingeniero agrónomo ha pasado a gestionar una empresa de base médica. "Los primeros dos años leía todo lo que salía, cualquier publicación del mundo sobre el tema. ¡Todas!", exclama. Así se formó y se hizo un experto en células de cordón umbilical.

Lo que pide a su equipo, de 30 personas, es "buen rollo". "Yo alguna vez he pedido por la mañana a algún compañero con cara de amargado que salga por la puerta y vuelva a entrar. Tiene que haber un ambiente relajado, de compañerismo". De hecho, cierto espíritu de amigable asegura haberlo adquirido con el rugby, deporte que practica a menudo en el club Alcobendas. "Entre los compañeros hay buen rollo. Debe ser así. La clave es que, jugando, tú te fías de mí y yo me fío de ti".

Familias

Alrededor de 30.000 familias han confiado a Crio-Cord la congelación de las células de sus hijos. No es muy complicado. Con un kit se extrae la sangre del cordón del recién nacido. Se criogeniza durante 20 años por 1.650 euros ("no es elitista", asegura, "ya que sale por 20 euros al mes). Según él, no hay debates morales porque no se trata de células embrionarias, sino del niño. Dice que las familias lo entienden cuando se les explica, ya que muchas acuden con dudas. Actualmente se pueden utilizar en trasplantes de sangre de cordón umbilical para enfermedades hematológicas.

Estos padres utilizan este servicio por tres razones fundamentales: por antecedentes familiares de enfermedades como leucemia, por patologías relacionadas con la parálisis cerebral o bien "porque lo oyen en los medios", expone. Aunque asume que hay científicos que rechazan esta práctica porque las utilidades, a día de hoy, no son muchas. De momento, él sigue pendiente de todos los avances: "Hay que conocer todos los ensayos que se estén haciendo".

Tanques de recuerdo

La idea inicial de Crio-cord era contar con un laboratorio de criogenización propio, pero como la legislación no lo permitía, de aquella iniciativa han quedado dos pequeños tanques de nitrógeno en el despacho de Muñoz. No hay muchos más elementos decorativos en una oficina muy sencilla. Lo mejor, tal vez, es la ubicación elegida por la empresa hace un año, a escasos metros del Parque del Retiro de Madrid. Aunque a él no parece que le entusiasme la idea: "No me da tiempo a ir". Cuenta, sin embargo, que decidieron instalar una ducha porque los empleados la pidieron. Aseguraban que irían a correr. "Creo que la han utilizado una vez. Nadie va a correr".Junto a los tanques, unos cuadros de "una amiga pintora", fotos de sus hijos, de su equipo de rugby, de un encuentro europeo con colegas de otras empresas y una recién llegada, hace dos días, de los compañeros de grupo de proyecto final de su estancia en Harvard, hace unas semanas, donde ha cursado un programa de formación directiva de dos meses. ¿Habrá surgido de ese grupo otra lluvia de ideas para una empresa de éxito?

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