"El libro electrónico no supondrá un cambio definitivo"
Entrevistas de verano. Reivindica el valor de los géneros, como la novela policiaca y la literatura fantástica
Convertido en referente de la literatura de género en España, José Carlos Somoza ha empezado además a sumar premios internacionales para sus obras. Aún fresca la publicación de El cebo, que ya tiene segura su traducción a media docena de idiomas, prepara sus dos siguientes libros.
¿Se considera un escritor de costumbres o de inspiración?
Soy rutinario hasta la saciedad, hasta el aburrimiento, y además es el tipo de virtud o defecto que se acentúa con los años... En épocas como el verano, cuando los chavales no tienen cole y mi mujer está de vacaciones, se me rompe todo un poco, así que voy a quedarme un tiempo de rodríguez. Me gusta levantarme todas las mañanas a la misma hora y me obligo a escribir el tiempo que sea necesario; recuerdo a Faulkner, que se levantaba con unas resacas terribles y cada mañana se ponía a escribir. Estos meses además son importantes para un escritor porque son los inmediatamente anteriores a la entrega del material que luego se publica en la Feria del Libro de la temporada siguiente.
Su última novela, El cebo, habla de la posibilidad de codificar los deseos de una persona y de convertirlos en un listado. ¿Cree realmente posible algo así?
Creo que la idea tiene ciertos visos de verosimilitud, y que de hecho se está haciendo ya en parte en internet. Todos sabemos que nuestros recorridos por la web son recogidos por observadores y convertidos en estadísticas, números, orientaciones que se plasman luego en el tipo de material que nos envían como spam. Y también se busca tener información similar con las encuestas de mercado o con las políticas. Al final, me pregunto si, igual que tenemos un código genético que puede ser descifrado, no tendremos igualmente un código psicológico.
Lo cual, como ocurre en la novela, abre la puerta a la posibilidad de manipulación.
Efectivamente, los cebos que protagonizan la novela son capaces de convertirse en el perfecto reflejo del deseo de otro. Son miembros de las fuerzas del orden, pero en realidad son peligrosos; una vez más, surge la pregunta de quién puede vigilar a los vigilantes.
Al igual que en sus anteriores obras, ¿habrá traducciones?
Ya están en marcha, que recuerde, en Francia e Italia y pronto lo estarán en Polonia, Grecia y Rusia. Y se negocia para las versiones en inglés y alemán, que espero que lleguen como en mis anteriores obras.
¿Qué hay de las posibles adaptaciones al cine?
Jaume Balagueró me asegura que quiere afrontar la de La dama número 13, pero el éxito de Rec le obligó a cambiar de planes en los últimos años. He leído ya un guión de Zigzag y me gustó. También hay un compromiso para rodar Clara y la penumbra, aunque todos ellos son en parte víctimas de la situación económica. Si el libro la sufre, aún más el cine.
Sólo practica la literatura de género, en un sentido amplio, como otros de los autores más vendidos en España. ¿Se terminó el protagonismo de la literatura introspectiva?
Por suerte, creo que sí. Durante demasiado tiempo había una tendencia dominante, en particular en la crítica de libros de los grandes medios, que limitaba la literatura a platos exquisitos para paladares especializados, cuando es evidente que no se puede juzgar a la novela de género con los mismos baremos que a James Joyce. Creo que hoy esas reseñas ya no le importan nada a la mayoría de los lectores, se han convertido en algo metarreferencial. Hoy valoro mucho más las opiniones de los medios especializados en ciertos géneros, donde escribe gente que sí los conoce, o directamente la visión que dan los lectores en los foros de internet. Además, tenemos la fortuna de que a la buena línea de la literatura policiaca que se venía practicando en España desde hace décadas, ahora se suma la de la literatura fantástica.
Ya que menciona a los lectores, ¿cómo es su contacto con ellos? ¿Contactan con usted a través de internet?
Estupendo. Y me alegra que internet nos haya descargado de la presencia pública, que durante todo un siglo se convirtió en una necesidad para el escritor. Ahora podemos tener presencia a través precisamente de las palabras, y sin necesidad de disfrazarnos para acudir a actos... Contesto siempre en mi foro de internet y leo comentarios de lectores sobre mi obra que me sirven. Incluso valoro la posibilidad del anonimato, que facilita la sinceridad si se hace con respeto.
¿Cómo ve otras novedades, como el libro electrónico?
Me rodean opiniones apasionadas a favor y en contra... Yo soy prudente, me permito recordar cómo en su momento se daba por seguro que la televisión eliminaría a la radio. Creo que el libro electrónico va a jugar un papel, pero no tan importante como para que se produzca un cambio de formato definitivo.
La pregunta
¿Cómo le ha afectado la crisis económica personalmente?La he notado como cualquiera, aunque creo que los escritores tenemos una perspectiva singular en esto porque somos gente cuya profesión supone siempre altos y bajos. Y no he notado más caída que en otros momentos malos en mi profesión. Ahora bien, sí es cierto que las traducciones van más lentas, que cuando se recorta el espacio en los periódicos la literatura siempre se ve afectada...¿Entiende los procesos que han conducido a la actual crisis?La economía me interesa más como disciplina teórica o como parte de la historia que en lo que se refiere a la actualidad, aunque por supuesto algo sigo. Entiendo que atravesamos un periodo de excesivo optimismo que probablemente sólo benefició a unos pocos, y que ahora se han adoptado medidas que pueden estar bien, pero que son tardías. Nuestro afán por mantener el optimismo ha resultado desafortunado. Espero que los políticos, a los que elegimos para asumir responsabilidades, lo hagan. Y que se empiece a pensar más en el largo plazo.