Demasiado aprecio por el yen
Si hay amores que matan, hay buenos resultados que hunden. Es lo que se teme Japón, que afronta un paradigmático reto a raíz de la fuerte apreciación de su moneda. Como valor refugio, la divisa nipona se ha visto beneficiada por la incertidumbre que reina en los mercados hasta alcanzar ayer un tipo de cambio de 84,2 yenes por dólar. Su máximo nivel desde junio de 1995 cuando el billete verde llegó a costar sólo 80 yenes. Lo que para los países del euro hubiera sido una noticia excepcional sobre la fortaleza de su divisa, para el Gobierno japonés supone un grave quebradero de cabeza. Demasiado aprecio por el yen, un precio excesivamente alto, haría caer las exportaciones del archipiélago, uno de los principales motores de su economía.
Los primeros efectos de este techo histórico no se hicieron esperar. El Nikkei sufrió una caída ayer del 1,3%, en la que se dejó la barrera psicológica de los 9.000 puntos, que mantenía apuntalados desde mayo de 2009. El principal selectivo bursátil de Japón cerró en 8.995 puntos. Una cifra que llevó al presidente de la Bolsa de Tokio, Atsushi Sato, a reclamar a la Administración que intervenga para congelar el imparable ascenso del yen.
Esta reivindicación no cogió a nadie por sorpresa. Sólo un día antes, con el dólar a 85 yenes, esta discusión ocupaba al primer ministro nipón, Naoto Kan, y al gobernador del Banco de Japón (BOJ), Masaaki Shirakawa. La conversación finalizó sin un acuerdo entre Kan, a favor de intervenir, y la autoridad monetaria, en contra. El Ejecutivo, no obstante, se encargó de enviar un mensaje a los mercados: "el Gobierno seguirá vigilando" y tomará las medidas oportunas. Una declaración de principios que bien pudo valer el lunes, pero que ayer parecía quedarse corta para los analistas, que confían en que sea superada en breve por medidas concretas. "En este debate, al final suelen vencer las tesis del Gobierno japonés. Tienen un historial muy amplio de limitar la divisa. Lo llevan en los genes", expone Daniel Argumedo, de Finagentes. "Hablamos de una economía en la que las exportaciones son fundamentales. Y se trata de industrias muy internacionalizadas, como el motor o el acero. Sus compradores podrían buscar mejores ofertas", ilustra Argumedo. Y no sólo se trata de quienes pagan en dólares. La divisa alcanzó ayer 106,6 yenes por euro, su máximo desde 2001.
La moneda de Japón llega a su máximo frente al dólar en 15 años
Peligran las exportaciones
Perder a sus clientes extranjeros supondría un golpe crítico para Japón, donde las exportaciones son la locomotora a la que engancharse para salir de la crisis. Y no pueden perderla. Entre marzo y junio, China ha superado a sus vecinos insulares como segunda economía del planeta, por primera vez en la historia. Del comportamiento del yen dependerá, en buena medida, quién se lleve la medalla de plata al final del año.
En ello influye también el riesgo de fuga de empresas a territorios más baratos -China de nuevo- o el impacto que puede tener para las multinacionales actualizar a la baja sus previsiones por el auge del yen. Paralelamente, el país se encuentra inmerso en una espiral deflacionista de la que le será difícil salir. Teniendo en cuenta todos estos factores, argumenta Nicolás López, de MG Valores, "los japoneses harán todo lo posible por que el yen no siga subiendo".