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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Bolsa ajusta su previsión de ganancias

El mercado ha puesto el techo del Ibex en los 12.000 puntos, casi 2.000 más que el cierre del viernes. No obstante, la incertidumbre seguirá marcando un comportamiento errático del mercado. Como muestra, el Ibex 35 se catapultaba un 13,35% en julio y, en cambio, en lo que llevamos de agosto lleva perdidos más de 800 puntos. Semejante comportamiento justifica la paulatina pérdida de expectativas de los expertos, que han ido rebajando sus previsiones según avanzaba el año. Así, sus cálculos en enero daban un potencial al selectivo madrileño de algo más de 14.000 puntos frente a los 12.000 a día de hoy. En definitiva, se trata de que el índice termine más o menos como empezó el año.

Por tanto, hay que prepararse para seguir invirtiendo bajo una fuerte volatilidad marcada a golpe de referencias macro y micro. Cualquier resultado de una gran corporación empresarial por encima o debajo de lo esperado o cualquier dato de coyuntura -por positivo o por negativo- podrá voltear la tendencia de las Bolsas.

Varios aspectos marcarán la marcha del índice español. Los vaivenes del crecimiento del PIB mundial seguirán pesando como una losa. Los Gobiernos europeos, incluido el alemán, cuya economía es casi la única esperanza positiva, han reconocido que los datos del tercer trimestre empeorarán ante los fuertes recortes fiscales, que restarán varias décimas al crecimiento del PIB de la zona. A esto se suman la dudas surgidas en estas semanas sobre la pujanza de EE UU. La economía española se verá afectada ya que, con una demanda interna anémica, precisa con urgencia del apoyo de la demanda exterior.

Los resultados empresariales, marcados por esta situación económica incierta, influirán igualmente en los próximos meses en la Bolsa. Hasta ahora, el aumento generalizado de los beneficios de las empresas del Ibex, y en menor medida las del Mercado Continuo, ha permitido un optimismo justificado. Sin embargo, algunas compañías han reducido sus expectativas y el crecimiento de los resultados puede resentirse el año próximo, principalmente en las empresas menos internacionalizadas. No obstante, las previsiones siguen siendo buenas en conjunto.

A ello se suman las dudas sobre la deuda soberana española y de otros Estados del euro. Afortunadamente, la presión ha declinado con la buena nota en los test de estrés. Sin embargo, para cerrar cualquier especulación sobre problemas financieros de las cuentas públicas, es imprescindible que el Gobierno español y las comunidades autónomas demuestren fortaleza las próximas semanas, durante la presentación y tramitación de sus Presupuestos para 2011. Quizá con ello se despejen nubarrones y la renta variable pueda embridar su alto nivel de volatilidad y, con ello, animar a los índices.

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