Liberalizar, el abecé del comercio

En junio entró en vigor un reglamento comunitario con tal discreción que muchos afectados desconocen su existencia. Sin embargo, implica una liberalización sustancial al romper un statu quo troncal en las relaciones online entre productores y distribuidores. Lo normal hoy es que los comerciantes vean limitadas las ventas de determinados productos a una zona establecida, pues los productores conceden mercados cautivos a sus distribuidores regionales. Sin embargo, internet ha roto este proceder y muchos clientes, ávidos de mejores precios, buscan en la red a distribuidores de un mismo producto de diversas regiones o países dispuestos a suministrarles. Hasta ahora, la industria ha pretendido que cada distribuidor se acotase, también en internet, a su zona asignada. Pero Bruselas ha roto esta traba a la competencia y garantiza que se pueda comprar un mismo producto a cualquier comerciante europeo.

Es un avance sustancial. Los distribuidores ya no se someterán a la imposición de sus proveedores ni en el precio de venta ni en su demarcación, y aquellos que lo deseen competirán por ganar mercado al resto de vendedores de la misma marca. Si funciona, y no se producen pactos en la sombra, los consumidores saldrán ganando y la economía europea, también.