El caso BP sella el final del petróleo barato
El alto coste de las perforaciones oceánicas y los riesgos ambientales replantean el futuro del mercado. La fuerte demanda de China e India impulsa el alza de los precios.
El accidente del Golfo de México ha sacudido el mercado del petróleo. Aunque parece que BP ha cerrado el pozo, la mancha negra está perjudicando el futuro de la producción, que se estaba planteando en los últimos años sobre la "nueva frontera" de las perforaciones oceánicas. El Eldorado marino parecía prometer un suministro estable que moderara el precio del oro negro, de cara a una creciente demanda de nuevos colosos como China e India.
Pero el derrame del Golfo ha sido el brusco despertar de los sueños de un petróleo a precios estables y moderados. El accidente replantea el futuro del oro negro, que al cierre del viernes cotizaba en 80,16 dólares. Barack Obama ha dado marcha atrás en la política petrolera nacional y ha vuelto a frenar las perforaciones en alta mar. En marzo, antes del accidente de BP, el Gobierno de EE UU decidió reactivar nuevos proyectos petrolíferos en el Golfo de México e incluso en Alaska. Esta política energética se alineaba con las visiones petrolíferas del anterior Gobierno Bush. Se explicaba en el plano económico con la necesidad de buscar nuevas fuentes de crudo para EE UU y para conseguir su imperativo estratégico: la "seguridad energética", basada en la autonomía de las fuentes de suministro.
Este objetivo prioritario se debe a su necesidad geopolítica de no tener que depender económicamente de fuentes de petróleo localizadas en regiones conflictivas como Oriente Medio. La permanente inestabilidad de la zona se repercute en las oscilaciones del precio del petróleo y en la factura energética de EE UU, que importa la mayoría del crudo que consume.
Estas exigencias estratégicas han chocado dramáticamente con los efectos de una política petrolífera de tipo expansivo. Tras el accidente de BP, Obama ha decidido dar un giro de 180 grados a la cuestión energética. El Gobierno ha suspendido las exploraciones en Alaska, ha postergado los nuevos proyectos en el Golfo de México y ha prohibido temporalmente todas las perforaciones a una profundidad superior a los 500 pies (150 metros). Los efectos del derrame de BP se están notando en el mercado, impulsando una tendencia alcista del precio del barril. El coste de las perforaciones oceánicas se está disparando, no sólo en precio sino también por el riesgo potencial de accidentes. El uso de técnicas más seguras en términos ambientales significa mayores gastos para las empresas petroleras. Por otro lado, implica que muchas inversiones dejen de ser rentables porque el beneficio se reduciría. Hay que considerar que la producción de petróleo de pozos offshore es una de las más caras. Según las datos de Reuters, su coste de producción está entre 32 y 65 euros por barril, mientras la que se realiza en yacimientos en tierra firme se sitúa entre 6 y 39 euros.
Si el petróleo de origen oceánico cuesta el doble del que se extrae en los pozos convencionales, su rentabilidad es viable sólo si el precio en el mercado se mantiene alto. Pero en la peculiar dinámica del mercado de petróleo, participan otros factores que en los últimos años están fomentando la producción en alta mar. El alto consumo sostenido durante las últimas décadas en los países occidentales, al que se ha añadido la creciente demanda de China e India, empieza a plantear la perspectiva de agotamiento de las fuentes tradicionales de petróleo.
Frente a la presión consumidora y a la limitación de los yacimientos terrestres, la industria busca nuevos pozos petrolíferos. El reto del sector hacia esta nueva frontera se ha disparado en los últimos cinco años. Con la subida vertiginosa del precio del barril, que llegó a los 146 euros en julio de 2008, la industria petrolera se había lanzado a las perforaciones offshore, que parecían la nueva esperanza para el sector. Los altos precios del crudo y la necesidad de buscar nuevas fuentes han estado impulsando una política de expansionismo petrolero también por parte de los gobiernos, sobre todo de los EE UU. Tras el derrame del Golfo habrá que ver si se moderan las perforaciones oceánicas por el alto coste de producción y por la prudencia de las cuestiones medioambientales.
Un mercado alcista
Tras haber alcanzado su máximo anual en los 86 dólares, el precio del barril del Brent cayó entre mayo y junio hasta los 71; pero en julio empezó una subida que se está consolidando en agosto. En la última semana ha vuelto a superar la barrera de los 80 dólares y ha sumado unas sesiones positivas que están sosteniendo el precio en los 85. Para el tercer trimestre de este año los analistas de Barclays estiman que el barril de Brent estará en los 83 dólares y para el cuarto llegará a los 87. Los expertos del sector plantean un escenario moderadamente alcista en el corto y medio plazo. Las previsiones para el 2011 estiman que el precio puede llegar a los 90 dólares.
Para el medio plazo, los expertos consideran que el precio del barril subirá y alcanzará la barrera psicológica de los 100 dólares, mientras los de Barclays prevén para 2015 un precio de 135 dólares. Tras alcanzar el pico de 146 dólares por barril en 2008, el precio se derrumbó, sobre todo por la crisis de los países desarrollados, que bajaron su crecimiento económico y su demanda de crudo. El precio volvió a recuperarse en 2009 y en 2010 esta manteniendo una subida sostenida sobre todo por la demanda de los países emergentes. En efecto, el gran impulso a la demanda de crudo se debe al grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India, China), cuyo PIB está creciendo en 2010 entre el 6 y el 7% y el FMI prevé que mantengan esté ritmo para 2011. Este crecimiento se refleja en la demanda de crudo, sobre todo por parte de China e India. La República comunista se ha convertido en el segundo consumidor mundial de crudo y sigue creciendo a un alto ritmo económico (9,1% del PIB en 2009 según el FMI, que estima el 10,5% en 2010) que destaca frente a los países desarrollados que acaban de salir de la recesión y parecen evolucionar hacia una lenta recuperación (-3,2% en 2009 y 2,6% en 2010).
El mercado del oro negro se ve animado por dos componentes divergentes: por un lado un impulso moderador, incluso bajista, por la crisis de los países de la OCDE, cuya demanda de crudo, bajó en 2009 un 4,8% respecto al año anterior según datos de BP. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que su consumo se ha mantenido estable en 2010, año de lenta recuperación, y prevé que bajará un 0,46% en 2011. Por otro lado, el precio del petróleo recibe un fuerte empuje alcista por parte de la creciente demanda del los países BRIC. Según datos de BP, en 2009 el consumo de crudo de China creció un 6,7% y él de India un 3,7%.
Los analistas consideran que su precio mantendrá una moderada tendencia alcista por el impulso de los BRIC, que protagonizan la nueva demanda mundial de petróleo. La AIE estima que el consumo de China en 2010 está creciendo un 8% comparado con el año pasado mientras la demanda por parte de Brasil, India y Rusia ha subido entre el 4 y el 5%. Para el futuro del mercado, los analistas consideran que estos niveles de crecimiento de la demanda de crudo por parte de los BRIC se mantendrán en 2011 y sostendrán el precio del barril por encima de los 85 dólares. El escenario apunta a una moderada apreciación, dejando atrás la ilusión de un petróleo barato.
Las cifras
80,16 dólares El actual precio de barril Brent.25 dólares El coste medio de producción de un barril de petróleo en los yacimientos convencionales. Los más baratos en su extracción son el crudo de Arabia Saudí y el de Irak, con un coste de producción de 5 dólares por barril .50 dólares El coste medio de producción de un barril de petróleo extraído de los pozos en alta mar.5 años El tiempo que se requiere para sacar a producción petróleo de un yacimiento en aguas profundas.