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Tribuna
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El tamaño no importa

La afirmación que titula estos párrafos es de uso común, a veces defendida a veces atacada, pero en general poco analizada en el porqué. A poco que reflexionemos podríamos llegar a un acuerdo de que antes que en el tamaño hemos de fijarnos en la adecuación que este tiene para los fines en que estimemos debe ser utilizado.

Estamos escribiendo sobre las cajas de ahorros y sobre la ola de promocionadas fusiones que ahora se nos presentan.

Parece ser que el gigantismo se considera a menudo sinónimo de excelencia, y que todo, cuanto más grande mejor. Pero, ¿para quien es mejor? Evidentemente para quienes controlan las entidades, sean sus propietarios o los supuestos representantes de los mismos. El gigantismo empresarial consigue con facilidad situaciones de monopolio más o menos manifiestas con sus consiguientes ventajas. Y en gran número de casos consigue la opacidad casi absoluta de su bien o mal hacer con la consiguiente impunidad para sus gestores.

Al menos teóricamente las cajas no tienen más propietarios que los ahorradores o depositantes, masa difusa y con escasa, por no decir nula, capacidad de exigir y controlar la honesta y eficaz gestión de las mismas.

Un tamaño mayor mediante la fusión de dos o tres de cajas, actualmente se nos presenta como la solución de posibles problemas de viabilidad de las fusionadas, derivados todos ellos, naturalmente, de una ineficaz y torpe gestión.

Unas entidades que seguirán siendo gestionadas por políticos, procedentes de ayuntamientos, diputaciones y juntas autonómicas, por representantes sindicales y, como florero de adorno por algún depositante menos o nada cualificado. Consejeros y gestores que se sentarán en los nuevos macro consejos, con el conocimiento de que los anteriores gestores, en muchos casos ellos mismos, han sido impunes a los desbarajustes que han originado y que al final papá Estado te salvará de la quema a costa del erario público. ¿De verdad creemos que estas enormes entidades que se están promocionando, se van a poder controlar por alguna entidad ajena a ellos mismos?

Estamos promocionando monstruos financieros incontrolables, que en absoluto servilismo hacia el poder político de turno, financiarán y facilitarán créditos en donde el interés del poder político estime más conveniente para su promoción y mantenimiento, que no para el futuro de los ciudadanos. Si alguna vez coinciden ambos intereses, pues suerte. Y desde luego nadie estará en condiciones de exigir responsabilidad alguna por los desafueros que se cometan. Estamos cultivando poder absoluto, no control democrático.

Elisa Martínez de Miguel. Socia de Neumann International AG

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